El robo en despoblado, los presuntos delitos cometidos y el cúmulo de excesos en los que ha incurrido Edgar Francisco Tlapale Ramírez al frente del sindicato de burócratas 7 de Mayo, ya tienen consecuencias; los paganos son las mujeres y los hombres a los que tiene sometidos y dice representar.
Amparado en su cargo de dirigente de un sindicato con más de 3 mil burócratas adheridos, Tlapale ha ido de exceso en exceso y de ilegalidad en ilegalidad, que pronto podría costarle hasta la cárcel; junto con sus secuaces, se ha dado a la tarea de vender plazas en poderes y municipios, por los cuales cobra hasta 500 mil pesos.
Sin embargo, dados los litigios laborales que enfrenta –la toma de nota de su representación está impugnada–, el negocio de la venta de plazas se le cayó, ya que decenas de éstas no han sido reconocidas y unas más han sido canceladas, de ahí que los afectados exigen y demandan justicia.
A este robo en despoblado se suma al que por años ha hecho Tlapale al erario, de donde cobra por “trabajar al mismo tiempo” en tres espacios, obteniendo ganancias mensuales superiores a los 80 mil pesos.
El señor tiene una plaza en el ayuntamiento de Apizaco, por la que cobra más de 29 mil pesos; otra en el gobierno del estado, en Oficialía Mayor, de nivel 8, en la que funge como jefe de sección B y por la cual cobra mensualmente 22 mil 768.74 pesos y gozaba de otra más en la Comuna de Tlaxcala, en donde cobraba 23 mil 792.28 pesos mensuales, con una canasta básica mensual de 2 mil 675.32 y un apoyo anual de mil 41.77 pesos,
A ello se suman las ganancias por dirigir los destinos del sindicato y gestionar plazas para su parentela e incondicionales y, de paso, defraudar a decenas de personas con la venta de espacios.
El robo en despoblado es de muchos conocidos, pero desde el actual gobierno, como antaño, alguien lo protege. De no ser así, la Unidad de Inteligencia Patrimonial y Económica Tlaxcala (UIPET) ya habría intervenido y las denuncias penales habrían procedido.
Sin embargo, su buena estrella parece que está por terminar; la rebelión de trabajadores y de algunos patrones está en ciernes; el de Huamantla ya actuó y parece que vendrán más, pero por desgracia, los principales paganos son los de abajo, los verdaderos trabajadores que padecen el robo en despoblado de un líder bastante charro.