Las dirigencias de los partidos políticos buscan repartir culpas de su incapacidad para lograr consensos en la búsqueda de una mejor distritación electoral, la cual regirá los procesos electorales venideros, tanto en el ámbito federal como local. No lograron los consensos y terminaron más divididos, todo por privilegiar sus posiciones e intereses.
Con ello, el Instituto Nacional Electoral (INE) alista cambios en el mapa comicial de Tlaxcala, que llevaría a una recomposición en la mayoría de las 15 demarcaciones locales y en algunas habrá modificaciones drásticas que afectarán proyectos personales.
Por ejemplo, de aprobarse una nueva distritación, en los comicios de 2024 veríamos unidos en una misma demarcación a municipios distantes entre sí, como Tetlatlahuca con Huactzinco y Tetlanohcan o bien a Tlaxco con Yauhquemehcan y a Tecopilco con Tepetitla, entre otros, o la división de municipios como Apizaco y Quilehtla.
A pesar de esas diferencias, los partidos no lograron acuerdos y ahora se reparten culpas.
Por ejemplo, la dirigencia de Morena responsabiliza a su similar del PRD de no llegar a acuerdos para defender un proyecto de división electoral, pues asegura que el sol azteca hizo hasta lo imposible para que no se concretara una propuesta única que privilegiaría la integración municipal y la cohesión cultural en los pueblos.
Sin embargo, las diferencias tienen que ver con que la mayoría de los partidos buscaban mantener o mejorar sus dividendos electorales, por lo que proponían mantener la actual división electoral en la entidad.
Ese planteamiento fue respaldado en su momento por los consejeros del ITE, quienes estiman que la actual división electoral responde a los intereses de la mayoría de la población y se ajusta a las disposiciones legales y parámetros electorales.
Pero ahora, el reparto de culpas no servirá de nada, porque los consejeros del INE deberán emitir un resolutivo de acuerdo con el modelo de densidad de población, costos de operación y distribución geográfica de Tlaxcala, el cual, seguramente, arrojará un nuevo escenario electoral que a muy pocos dejará satisfechos y todo por la incapacidad de las dirigencias partidistas para lograr acuerdos en beneficio de la población.