El fin de semana, Tlaxcala vivió el proceso de toma de protesta e inicio de funciones de sus autoridades municipales y de los integrantes del Poder Legislativo local; con ese acto, entre los ciudadanos renació la esperanza que habrá mejores condiciones para todos, aunque los actos de ambición pueden dar al traste con ello.
Los rituales hacia lo público se cumplieron, pero en cada municipio y en el Congreso, viven, al interior, sus claros oscuros. Por ejemplo, en Apizaco, el alcalde Javier Rivera ha empezado a sufrir de los embates de sus otrora aliados, que exigen y demandan más y más posiciones en el gobierno.
Las demandas vienen, principalmente, de sendos funcionarios estatales que no conformes con colocar a su esposa y a su hijo, respectivamente, como integrantes del cabildo, ahora quieren posiciones, cargos y hasta hacer negocios con la Comuna.
En Totolac, Ixtacuixtla, Calpulalpan, Ixtenco, Contla, Chiautempan, Zacatelco, San Pablo del Monte y en otros más, la constante es la misma; la voracidad de los grupos de poder que desde el primer instante exigen y buscan sacar dividendos de la administración pública.
Y en el Legislativo, las cosas no son distintas. Morena y aliados dejaron sentir su poder al quedarse con las tres principales posiciones políticas y administrativas, como son la Junta de Coordinación y Concertación Política –por norma les correspondía–, la presidencia de la Mesa Directiva y la titularidad del Comité de Administración.
No solo eso, en la integración y distribución de los espacios en las comisiones ordinarias, el mismo agandalle prevaleció. Morena y sus diputados reeleccionistas se quedaron con las presidencias de las principales comisiones, y desde luego, se integraron en las de mayor peso político. La diputada Ana Bertha Mastranzo Corona parece que ya padece los embates de su osadía de enfrentarse al poder para defender su triunfo electoral. Algo similar le pasa al edil de Huamantla.
Con esas acciones y procederes, la esperanza de esta renovación se puede terminar muy pronto por las ambiciones de poder.
En tanto, sendos nombramientos en el gobierno estatal movieron las aguas. La inminente llegada de Luis Vargas González a la Dirección de Gobernación del estado busca fortalecer el trabajo proactivo de diálogo con diversos sectores de la población y, en cambio, el arribo de Octavio Ortega como nuevo titular de la Coordinación de Comunicación Social del gobierno del estado generó más dudas y hasta malestar. ¿Los tlaxcaltecas somos muy tontos e incapaces como para no asumir esa posición?, porque la legión extranjera se adueña de Tlaxcala.