El sistema de representación proporcional ha sido acotado o secuestrado no solo por las cúpulas partidistas sino por las familias. En este proceso electoral no solamente veremos en esos espacios “seguros” a líderes partidistas, sino el arribo de los hijos, cónyuges y hasta de los hermanos de quienes detentan el poder.
Sin trabajo político, ni méritos electorales ni trayectoria y mucho menos capacidad, serán postulados como candidatos a diputados locales de representación proporcional personajes que el único logro que tienen es contar con el respaldo de la parentela, sin importar que con ello desplacen a la verdadera militancia.
De no cambiar el escenario y a unos días de que se confirmen las listas de candidatos plurinominales de los 15 partidos que contenderán en Tlaxcala, la mayoría de éstas llevan como sino el agandalle en la definición del candidato número uno en esas prelaciones.
En Redes Sociales Progresistas el nombre de Aurora Villeda Temoltzin –sobrina del panista José Gilberto Temoltzin y esposa del candidato a la gubernatura de ese partido, Juan Carlos Sánchez García– se afianza para dicha nominación.
En el PT también ha hecho aire en esto del agandalle familiar; la nueva relación de parentela que ha tejido Tomás Orea Albarrán con el clan Garay Ulloa, lo tienen a nada de imponer al “orgullo de su nepotismo”, a su hija Scarlett Orea Díaz como candidata plurinominal.
Pero quizá la joya de la corona es la nominación priista de Fabricio Mena Rodríguez para encabezar la lista plurinominal del PRI. Flaco favor se hace o le hacen al mandatario Marco Mena el impulsar en ese espacio a su hermano, desplazando y quitando a personajes que quizá tienen mayores méritos.
Fue el líder estatal del PRI, Noé Rodríguez Roldán –quien aspiraba y hasta le habían prometido ese u otro espacio similar para aceptar su declinación y respaldar la candidatura al gobierno del estado de Anabell Ávalos Zempoalteca– quien presentó la propuesta de candidatos plurinominales a la Comisión Política Permanente la que avaló la designación de Fabricio Mena.
Al viejo estilo priista, sin consensos ni cabildeo de por medio, sino como mandato, los integrantes de ese órgano respaldaron –convicción o conveniencia–, esa nominación como la de Blanca Águila como propuesta número dos de la lista plurinominal.