Las narrativas y el accionar ciudadano y social deben tener una exigencia más contundente para que las autoridades y los gobiernos den plena vigencia al derecho de prioridad de niñas, niños y adolescentes, porque su cotidianidad está atravesada por contextos de violencia que vulneran sus derechos y cancelan vorazmente sus posibilidades de futuro.
La existencia de feminicidios infantiles es inadmisible porque detrás de ellos hay una espiral de injusticias, discriminación y violencias que perpetúan la cosificación y el desprecio por la vida de niñas y mujeres. La Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) y con información oficial ha identificado 500 feminicidios de menores de 17 años de edad de enero de 2015 a mayo de 2021.
Save the Children México ha indicado que, según el Índice Peligros para la Niñez, que compara la situación de 172 países, nuestra nación ocupa el lugar 90, posicionándose muy por debajo de países como Cuba, Argentina, Palestina o Tailandia. Entre los indicadores que construyen este índice se encuentra la situación país de los matrimonios infantiles y los embarazos infantil y adolescente.
En Tlaxcala, la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddeser) ha brindado asesoría en 47 casos de embarazos en niñas de 10 a 14 años, lo que representa una verdadera tragedia porque ninguna niña debería ser madre. Al mismo tiempo, el Consejo Estatal de Población precisó que fueron más de 4 mil 300 embarazos en adolescentes de entre 15 y 18 años en 2020.
Por otro lado, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) señala que la violencia en la edad escolar (de los 6 a los 11 años) suele manifestarse dentro de la escuela por parte del personal docente, en forma de castigo corporal o humillaciones y entre las y los compañeros, en forma de acoso o bullying; siendo que las niñas suelen ser víctimas de acoso psicológico al ser excluidas de círculos sociales o verse involucradas en rumores dañinos.
Hay que arropar y cuidar la vida de nuestras niñas con palabras, acciones y presupuestos garantes de sus derechos. Toda niña debe saber lo valiosa que es, tiene que vivir libre de violencia y nunca debe dejar de jugar por ser madre. No permitamos que vivan en pesadilla quienes deben soñar en libertad.