En México, según la iniciativa Impunidad Cero (2017), el 94 por ciento de los delitos que se comenten no se denuncian y menos del uno por ciento se resuelve y, por otro lado, en el análisis “Hacia una Persecución Penal Estratégica” de México Evalúa (2020), se indica que de acuerdo con el Índice de Impunidad Directa, el porcentaje de impunidad es de 96.1 por ciento en el ámbito local, mientras que en el ámbito federal es de 94.6 por ciento, es decir, que del total de casos que son denunciados y se inician investigaciones, sólo el 4 y 6 por ciento, respectivamente, reciben una respuesta satisfactoria.
Esta impunidad atraviesa los delitos cometidos contra las mujeres que, ante la falta de acceso a la justicia de las víctimas y de sanción a las personas agresoras, disemina un mensaje de permisividad y tolerancia que sostiene el feminicidio, la trata de personas y los delitos sexuales en cifras aterradoras, que hacen que en México el hecho de ser mujer sea per se un riesgo de muerte.
Esta violencia de género que escala en intensidad, saña, estadísticas e impunidad parte de un lenguaje sexista y excluyente, que transmite y refuerza los estereotipos y roles de género que pretenden colocar a las mujeres en condiciones de subordinación y discriminación. No podemos olvidar, por ejemplo, la violencia política ejercida recurrentemente por el diputado Gerardo Fernández Noroña contra mujeres en el poder como Ruth Zavaleta Salgado y Adriana Dávila Fernández, y que llega a la barbarie de cobijar, desde un pacto machista despreciable, la postulación por parte de Morena de un violador como candidato a gobernador como Félix Salgado Macedonio en Guerrero.
Morena y sus aliados políticos se deslegitiman con absurda decisión. Es inexplicable su cerrazón ante las críticas, provocando que se diluya como agua su discurso “moral” con todo y la detención de Mario Marín Torres, pues la constante debe ser cero tolerancia a los agresores, violentadores y deudores alimentarios. A nivel nacional, muchas mujeres morenistas han posicionado su desacuerdo y, en Tlaxcala, por congruencia y decencia, se esperaría que las precandidatas de Morena, especialmente Lorena Cuéllar Cisneros, fije posición, recordando que el silencio se convierte en complicidad y abona a la impunidad. En Tlaxcala y en todo México #NingúnAgresorAlPoder.