Durante la Jornada Binacional por la Paz y contra la Violencia, Organizaciones de la Sociedad Civil demandaron que ningún ciudadano ni grupo promueva el odio y la violencia para llegar al poder; así como reconocimiento y respeto a la historia, saberes y contribuciones de pueblos indígenas.
El municipio de San Francisco Tetlanohcan fue una de las cinco sedes de esta acción en México, por lo que en la Plaza de la Constitución de este lugar se llevaron a cabo diferentes actividades, entre ellas, un taller de medicina tradicional, la presentación de la obra teatral “Matlalcuéyetl la guardiana del bosque” y la construcción del mural colectivo sobre la montaña.
En este marco, el Colectivo 4 de Octubre, la Cooperativa Comunitaria Indígena Xihpantli,
Grupo de Mujeres Colibrí, Co–Redes Negras por la Paz y la Justicia, el Centro de Atención a la Familia Migrante Indígena (Cafami) y el Movimiento de los Pueblos por la Paz y la Justicia, emitieron un pronunciamiento de manera simultánea con otras organizaciones en Estados Unidos y México.
“Hacemos este llamado urgente para exigir que se escuchen las voces de las comunidades devastadas por la violencia, la impunidad, la injusticia, la desigualdad, que son una constante amenaza, que atenta contra la vida y los derechos de las personas y comunidades”, manifestaron.
Puntualizaron que en el caso de Tlaxcala, la devastación que ha sufrido la Matlalcuéyetl, es una de las formas en que se manifiesta esta violencia y resaltaron que esta montaña “representa la vida misma para nuestros pueblos, es un hogar, es una madre que nos cuida, es nuestra identidad como pueblos originarios”.
Sin embargo, subrayaron que La Malinche se ha convertido en un espacio de disputa por la explotación de recursos naturales, ya que se practica la “tala clandestina, el despojo de nuestros bienes naturales y la criminalización de las personas que la defienden”.
Acentuaron que con el derribo de árboles se va “extinguiendo todo, es decir, la vida”, y señalaron que entre las principales víctimas de la violencia se encuentran las mujeres y las personas indígenas, afrodescendientes, de la diversidad sexual, migrantes y con capacidades diferentes.
“Quienes creemos en la paz y la justicia hacemos un llamado claro a todas las fuerzas sociales a detener el odio, el individualismo, la indiferencia y poner a las personas, sus derechos, sus vidas y su dignidad, al centro en estas próximas elecciones”, expresaron.
Ningún ciudadano –enfatizaron–, ni grupo debe promover el odio y la violencia como la forma de llegar al poder. Por ello, exigieron un alto al ataque a los derechos humanos, pues “la violencia del Estado no debería ser la respuesta al clamor de paz y justicia”.
Pidieron frenar la militarización, la proliferación de armas en sus territorios, el racismo, la discriminación, xenofobia y ecocidio; la persecución, detención y deportación de personas migrantes; la criminalización, desaparición y asesinato de los defensores y defensoras de la vida, la dignidad y los derechos humanos; la violencia contra las mujeres, feminicidios y la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.
“Que aquellos que pretenden ejercer el poder político, lo hagan por y para la paz y la justicia, por el reconocimiento y respeto de nuestra historia, nuestros saberes, nuestras contribuciones como pueblos indígenas y afrodescendientes, por el respeto a los territorios, a las diferentes formas de vida, la autonomía, y a los procesos de organización de los pueblos”, requirieron.
Instaron a defender y conservar la tierra, la lengua, la cultura y la espiritualidad, y a que “las sociedades abran los oídos y los corazones al llamado de la paz, la autonomía y la organización comunitaria”. Clamaron por no ser ignorados ni ignoradas “nunca más”.