Olvidar es uno de los mecanismos a través del cual los gobiernos buscan que los problemas o los escándalos se diluyan en la mente de los ciudadanos. Confían en que el tiempo es la mejor estrategia de gobierno.
El gobierno de la Cuarta Transformación local reitera los principios del no robar, no mentir y no traicionar. Pero parece que se están acumulando los desatinos, los cuales los muestra que van en sentido contrario a la mentada triada.
Hagamos un recuento de casos: El primero se refiere a la nominación –pactada con su antecesor– para una patente de notario público de Antonio Flores Sánchez, yerno de la gobernadora.
La repetición de un hecho similar, con la fuga, presuntamente apoyada por la estructura gubernamental del ex secretario de Seguridad Ciudadana, a quien la SEIDO buscaba por su probable responsabilidad en la participación del delito de desaparición forzada.
El tercer caso se produce con el desenlace fatal de la muerte de un maestro. La concesión otorgada, con ganancias millonarias, a favor del director de Transporte de la Secretaría de Movilidad, a través del programa “Primero los Maestros”.
La cuarta y nos vamos. Otorgar la concesión, sin transparentar las formas, así como con el incumplimiento de normas, del techo del edificio que alberga el Museo de Arte de Tlaxcala, para el funcionamiento de un restaurante–bar llamado “La Terraza”.
En todos los casos, las respuestas han sido el silencio, cuando no el contubernio al poner, al servicio de los responsables, toda la estructura administrativa del gobierno estatal para sus beneficios.
El gobierno local parece empeñado en fortalecer una narrativa que entra en contradicción con los principios de la Cuarta Transformación y cada vez se parece más y más a los gobiernos neoliberales que dominaron la entidad durante los gobiernos del PRI y las fallidas alternancias –con priistas a la cabeza– del PRD y PAN.
¿No que eran distintos?