Martes, enero 14, 2025

Lucio Cabañas

A finales de los años 60 y principios de los 70, la movilización de Lucio Cabañas, profesor rural egresado de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, proliferó en el estado de Guerrero. Llos principios ideológicos de Lucio y su movimiento rural fueron acuñándose a partir de las luchas que éste activista desarrolló a favor de la población más vulnerable del estado, la población que padecía las mayores injusticias económicas, sociales, políticas, culturales y territoriales.

Los cacicazgos prototípicos de los años 60 que se enseñorearon en el estado de Guerrero sumaban al estrangulamiento de la población, la violencia desatada por actores privados a favor de los cacicazgos comprometía la seguridad y la paz de las regiones, así como su exiguo patrimonio.

Lucio pasó de defender las causas escolares a acompañar las causas sociales, primeramente, con los cafetaleros y, posteriormente, con los copreros, ambos demandaban un aumento en la compra de su producto. La presencia de Lucio Cabañas en las movilizaciones fue contundente, ganó presencia tanto por su formación en la Normal de Ayotzinapa como por su inteligencia, formación social, política y la agudeza crítica, ello le aseguró prontamente un liderazgo en los ámbitos locales, estatales y nacionales.

La respuesta del Estado y el gobierno federal fue reprimir toda movilización encabezada por este dirigente, la represión ascendió a grado tal de que algunas personas fueron asesinadas por las fuerzas del orden al manifestarse pacíficamente. Posteriormente, Lucio fue detenido bajo la acusación de múltiples delitos, como el de asociación delictuosa, asonada y motín. Sus seguidores lo rescataron de la cárcel y acordaron inmediatamente subir a la sierra para preparar una movilización armada radical que derrocara al gobierno de Guerrero y, posteriormente, al gobierno federal. Uno de los principios ideológicos de Lucio Cabañas, más allá de asumirlo como un agente marxista leninista, fue su principio pobrista: “Ser pueblo, hacer pueblo y estar con el pueblo”. Ello favoreció a que él y sus seguidores conformaran el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento. A través de estos organismos se montó lo que sería una guerrilla de carácter rural, la cual comandó Lucio Cabañas hasta el final de sus días.

La efervescencia guerrillera de Lucio Cabañas consistió en el montaje de emboscadas al Ejército mexicano, el hostigamiento local a empresarios, cacicazgos y políticos, así como secuestro de miembros distinguidos de la élite como fue Álvaro Carrillo, así como del priismo local, tal como aconteció con el afamado secuestro del entonces candidato a la gubernatura por Guerrero, Rubén Figueroa, quien accedió a subir a la sierra para negociar con Lucio el alto al fuego. Figueroa estuvo retenido durante largos días por Lucio Cabañas en la sierra, hasta que el gobierno local y federal accedieron a las peticiones de Lucio Cabañas. El dinero del rescate se dio a través del Partido Comunista mexicano y actores de la iglesia católica. Pocos días después, la respuesta del gobierno local y federal contra el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento fue desproporcionada y extralegal. El Estado mexicano desplegó múltiples estrategias de guerra de baja intensidad para encontrar a Lucio y exterminarlo, bajo el auxilio de la asesoría de las fuerzas de inteligencia y armadas brasileñas, las cuales fueron invitadas expresamente para desarticular la guerrilla rural.

La movilización contrainsurgente operó múltiples estrategias que, de forma gradual, incrementaron la violencia en las regiones de la costa chica, costa grande y montaña de Guerrero. Consistió en la operación rastrilleo, operación amistad, operación luciérnaga, operación fuego amigo y operación telaraña. Cada una de estas operaciones terminó por instituir el ajusticiamiento extrajudicial, así como la desaparición y la desaparición forzada de personas como un consenso de Estado. Emergieron durante este periodo los denominados vuelos de la muerte, los cuales operaban desde la base aérea de Santa Lucia en el Estado de México, hoy Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, al igual que la base área de Pie de la Cuesta en el estado Guerrero.

Lucio Cabañas fue abatido el 2 de diciembre de 1974 en un enfrentamiento con elementos del Ejército mexicano en la región del Otatal, ahí recibió el tiro de gracia, con el ajusticiamiento de Lucio, el Partido de los Pobres y la Brigada Campesina de Ajusticiamiento fue disuelta, pero, a pesar de que la guerrilla había sido exterminada, las operaciones militares y la desaparición y desaparición forzada no cesó en la región ni en todo el estado, siguió siendo una latencia.

Posteriormente, con el dinero obtenido por el secuestro de Rubén Figueroa, el Partido Comunista, después Partido Socialista Unificado de México y, posteriormente, Partido de la Revolución Democrática, adquirió el inmueble que fungiría, hasta el día de hoy, como su sede. No sin que la herencia revolucionaria de Lucio, el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo, reclamara ese recurso económico, el cual nunca fue devuelto por el partido.

Derivado de esta movilización, generales como Quiroz Hermosillo, Barquín y los García Barragán, García Paniagua: abuelo y padre de García Harfuch, gozaron de plena impunidad, reconocimientos y ascensos castrenses por sus loables y patrióticas acciones.

El movimiento de Lucio Cabañas ha sido uno de los referentes de lucha desde hace 50 años, un referente para las luchas subalternas, las luchas que desde debajo se han dado contra los gobiernos neoliberales y sus cacicazgos locales, así como un referente de la contrainsurgencia extralegal que implementó el gobierno mexicano contra esa insurrección.

A 50 años de distancia, la lucha de Lucio Cabañas ha sido omitida de todas las izquierda oficiales que han obtenido el poder por la vía electoral, su nombre está fuera de la narrativa oficial, de la historia de bronce que ha colocado a los revolucionarios como los únicos ingenieros del sistema político que no ha cambiado desde hace más de ocho décadas. Lucio Cabañas es uno de los referentes más longevos de las injusticias y en los que la impunidad del presente tiene su anclaje.

Siempre es importante preguntarnos: ¿Cómo los silencios y los olvidos del ayer nos siguen cobrando réditos hoy en día?

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