Los ayuntamientos, los más duros, los más cerrados para abrirse a la participación de las mujeres, confirman los estudios de Dalia Barrera, porque ahí se combinan las formas “de control masculino con formas autoritarias y caciquiles del ejercicio del poder”.
Los datos empíricos de Tlaxcala lo confirman, en 30 años de 508 ediles que han sido electos, 462 han sido hombres y únicamente 46 mujeres. Las que representan apenas el 10 por ciento, cuando la mayoría de los electores son mujeres.
En las elecciones de 1991, de 44 ayuntamientos en disputa, únicamente tres mujeres se alzan con el triunfo. En 1994 se incrementa una más para llegar a cuatro. Hay que recordar que hasta ese momento la entidad cuenta con 44 municipios.
En 1995, una reforma constitucional reconoce la existencia de 16 municipios más, por lo que el número se eleva a 60. El año siguiente a esta ampliación, las mujeres que se hacen de una presidencia municipal se reducen al 3.33 por ciento,
En 2004, la disputa es por 60 ayuntamientos. De los que 54 se quedan en manos de los hombres y seis en las de las mujeres. Esto significa un gran salto porque se pasa de tres a 10 por ciento y se marca el promedio que se mantiene hasta ahora.
Para la elección 2007 disminuye una posición y se quedan las mujeres con cinco presidencias municipales y 55 para hombres. En la elección 2010 se recuperan al alcanzar ocho de las 60 posiciones en disputa (13.33 por ciento).
En la elección 2013 se cae y únicamente logran tres posiciones, mientras que los hombres se quedan con 57 ¡El 95 por ciento! La elección de 2015, que es por un periodo de cuatro años y ocho meses, regresa al 10 por ciento con seis posiciones y en la última elección, la de 2021, alcanzan su máximo con nueve de 60, que representan el 15 por ciento.
Cualquier mujer que llegue a una presidencia municipal hay que protegerla, cuidarla e impulsarla.