Sin duda, el proceso electoral de este año deja un gran margen para el análisis, la crítica y la propuesta, que no debe limitarse a los calificativos ni a las posiciones de ganadores y perdedores. Este proceso que hemos vivido, tan desaseado y desangelado; tan raquítico de propuestas serias y viables, así como de una penosa apatía ciudadana, reclama algo más que la queja sorda y el maquillaje barato de la politiquería que se descara y que da alimento a la impunidad y a la corrupción que ha llegado a límites que en Tlaxcala no merecemos ni debemos permitir, mucho menos justificar.
Seguramente en la conciencia colectiva existe la posibilidad de evitarnos un escenario similar al que hemos vivido en los últimos meses, lo cual implica limpiar la casa, respetando nuestras diferencias y construyendo en nuestras coincidencias, para empezar a impulsar una política que proponga ideas y sea capaz de acercar las decisiones a las personas.
Muchos son los retos y por ello retomo y recomiendo la lectura del manifiesto del Partido de la Izquierda Erótica (PIE), que detalla Gioconda Belli en su novela El País de las Mujeres, porque es momento de privilegiar las habilidades consideradas como netamente femeninas en el “arte de limpiar y manejar los asuntos domésticos. Nuestra habilidad es la negociación, la convivencia y el cuidado de las personas y las cosas.”
Sí, hay que privilegiar los asuntos domésticos porque la casa se nos derrumba y ya estamos mirando las consecuencias; si no le ponemos un alto seguiremos mirando el ir y venir de abusos más escandalosos, de congresos estériles, sexenios de culto personal y trienios municipales de despilfarros, ¿o es que acaso debemos resignarnos a seguir padeciendo decisiones impuestas autoritariamente?
Continuaremos con la campaña Mejores Ciudadan@s y en ese sentido nos permitiremos establecer comunicación con las y los candidatos que firmaron nuestros compromisos, en ánimo de recuperar el respeto por la palabra dada y los acuerdos en la diferencia.