Jueves, abril 25, 2024

¿Las oposiciones en Tlaxcala?

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Si a nivel nacional las oposiciones están vapuleadas por la 4T, en Tlaxcala cuelgan de un hilo, a casi medio año de la elección que llevó al triunfo a Lorena Cuéllar y Juntos Haremos Historia. Las oposiciones siguen más que noqueadas, las principales fuerzas políticas del pasado reciente, representadas por el PRI, PAN y lo que quedaba del PRD, están sumergidas en una profunda crisis interna que lejos de pensar en convertirse en un contrapeso eficaz al gobierno, éstas siguen cavando su tumba. En Tlaxcala “Va por México” no existe, porque los partidos que la integran en la entidad están apenas respirando.

En el caso del PAN, la disputa por el control político del partido no concluyó con la elección por la dirigencia, pues los grupos y actores políticos que tenía influencia siguen golpeteando al nuevo comité estatal, el caso de la integración de la Comisión Permanente es un ejemplo de la crisis y la lucha sin cuartel por el control del partido y del dinero que ello significa. Es un hecho que la actual dirigencia no tiene el control, pues los desplazados no están permitiendo que haya un cambio generacional en el blanquiazul, ni la nueva dirigencia ha dado muestras de poder tomar las riendas, el partido se mueve entre la renovación y la resistencia, cuya consecuencia inmediata es que están más atentos a las deslealtades, traiciones y arrogancias de sus militantes que conformando una agenda política que sea contrapeso del gobierno del estado.

Hasta ahora, las efímeras respuestas del PAN local hacia la actuación del gobierno sigue repitiendo el patrón de lo que ocurre a nivel nacional, son acciones reactivas a casos específicos. Han dejado de lado el análisis de los resultados de las últimas elecciones donde el partido sigue cayendo en las preferencias de los tlaxcaltecas, no hay un diagnóstico sobre la crisis electoral, ni hay visos que estén al menos intentando realizar un trabajo territorial de cercanía con su escasa militancia. Sobra decir que no hay algún documento que muestre los efectos negativos o positivos de su alianza con el PRI y el PRD en la elección para gobernador. Su participación se reduce a algunos diputados locales y algunas presidencias municipales que a ciencia cierta no se sabe si son realmente activos del partido. De mantenerse la crisis y la disputa es previsible que en la elección de 2024, el panismo local confirme que es un partido marginal, sin liderazgos, sin presencia y sumándose a la chiquillada, expresión ocupada para referirse a los minipartidos. Quizás con ello le alcance para al menos ser un partido bisagra.

En el caso del PRI local, la caída estrepitosa que sufrió en 2018 y que se reafirmó en 2021, lo tiene en la lona política y electoral. El partido no tiene rumbo porque ni siquiera hay dirigente estatal, la marea de Morena los tiene descompuestos y en estado de putrefacción. Si el PAN está en crisis, el tricolor está a punto del despeñadero. La derrota de 2018 fue amarga, pero aún les quedaba el gobierno del estado; en cambio, la derrota de 2021 los dejó en la orfandad, sin gobierno estatal, con escasas presidencias municipales e igual diputaciones locales y muy lejos del PRI nacional, pues es evidente que para Alejandro Moreno Tlaxcala dejó de ser prioridad en su proyecto personal, pues está claro que la entidad es por ahora de la 4T.

De hecho, la disputa por la dirigencia estatal del tricolor ha iniciado con el pie izquierdo, pues los escasos comités municipales que aún existen han exigido a la dirigencia nacional que el proceso sea incluyente, transparente y abierto a la pobre militancia, acción cuya respuesta política por la casi extinta clase política local del PRI es que no están dispuestos a ceder ni siquiera las cenizas del partido, así se explica la aparición pública de Mariano González Aguirre, Blanca Águila y la derrotada en la urnas Anabell Ávalos. los personajes citados actúan como si no hubiera pasado el tiempo, asumiendo que salir en la foto sigue siendo un símbolo de unidad, sin embargo, los resultados electorales muestran que el PRI dejó de ser referente en la vida pública de la entidad y que la histórica unidad es cosa del pasado, la foto cuyo efecto pudo ser una buena señal, ahora muestra que no están dispuestos a abrir el proceso y ser coadyuvantes en la renovación total de partido. Los mismos de siempre buscando repartirse la única rebanada del pastel que les queda. La disputa por la dirigencia evidencia que el partido sigue a la deriva y, por ende, su papel como opositor no existe, está desdibujado y si nada cambia es seguro que el partido seguirá siendo marginal y en franca decadencia, pues ya no tiene nada que ofrecer.

Por ende, se puede afirmar que la Cuarta Transformación no tiene oposiciones partidistas en Tlaxcala y gobierna en caballo de hacienda, por lo que comprender el contexto político de la entidad es fundamental para que el gobierno de Lorena Cuéllar se esfuerce lo suficiente para echar andar su proyecto de desarrollo, no hay tiburones merodeando que acechen el barco y esta condición no siempre es eterna. Si por ahora no hay oposiciones, debe por eso sí haber buen gobierno.

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