La tierra del pan de maíz enfrenta desafíos significativos en la producción y consumo de este grano esencial. En 2019, se sembraron 111 mil 682 hectáreas de maíz, lo que representa el 47.6 por ciento de la superficie agrícola del estado. Sin embargo, esta superficie disminuye un 24 por ciento respecto a años anteriores, lo que indica una tendencia preocupante en la reducción de tierras dedicadas al cultivo de maíz.
Además, la producción de maíz azul, una variedad nativa de alto valor cultural y nutricional, no superó las 5 mil toneladas en 2023, cubriendo apenas el 10 por ciento del consumo local. Esto significa que solo alrededor de 130 mil habitantes de Tlaxcala tienen acceso a este tipo de maíz, lo que refleja una brecha significativa entre la producción y la demanda local.
La disminución en la producción de maíz no se limita a una sola región del estado. En el oriente, norte y poniente de Tlaxcala, la producción de maíz disminuyó en los dos últimos años en un 70 por ciento de las 120 mil hectáreas cultivadas. Esta reducción afecta directamente la autosuficiencia alimentaria y la economía local, obligando a los consumidores a depender de maíz proveniente de otras regiones o incluso del extranjero.
Estos datos evidencian que Tlaxcala ha pasado de ser una tierra con una producción significativa de maíz a enfrentar un déficit en la oferta local de este grano. Las causas de esta situación son multifactoriales, incluyendo factores climáticos adversos, migración de la población rural hacia áreas urbanas y la competencia con cultivos más rentables.
Para que Tlaxcala recupere su título de “tierra del pan de maíz”, es necesario un esfuerzo conjunto entre autoridades, productores y consumidores. Solo así se logrará equilibrar la balanza entre la producción y el consumo de maíz, garantizando la seguridad alimentaria y honrando el legado cultural de la región.