La primera presidenta de México llega de la mano del partido Movimiento de Regeneración Nacional, formado por Andrés Manuel López Obrador a partir de su ruptura con el Partido de la Revolución Democrática, que surge de una ruptura con el Partido Revolucionario Institucional.
Los resultados electorales derivados de la articulación entre partido y Estado, dieron excelentes resultados que les permiten mantener propiamente los tres poderes, sobre todo a partir de la reforma al Poder Judicial.
Para nadie debe ser extraño esta condición política del Estado mexicano. Es una nueva visión de un modelo que se instaura en 1940 y que alcanza hasta finales del siglo XX, cuando en el año 2000 se produce la primera alternancia.
Entre 2000 y 2012, el Partido Acción Nacional logra mantener la Presidencia de la República, pero sin el control del Congreso de la Unión que lleva a decir al presidente de la República: el presidente pone, pero el Congreso dispone.
2012 marcó el regreso efímero del Partido Revolucionario Institucional, cuyo desempeño abrió las puertas de par en par para quien había hecho campaña para ser el primer presidente de la izquierda hasta llegar a la tercera.
La elección de junio de 2024 depositó en el Movimiento de Regeneración Nacional todo al proporcionarle los sufragios necesarios para hacerse de la Presidencia de la República y del Congreso de la Unión, y someter al voto popular al Poder Judicial.
A la distancia podría señalarse que hay presidencia para rato, porque, así como a la distancia es observable que los dos partidos que fueron plataforma para el desplazamiento de Morena, los dos han quedado, uno desaparecido y el otro reducido a un bonsái.
Después de 60 años del PRI, de los 12 años del PAN, inician los primeros 12 de Morena.