Miércoles, mayo 14, 2025

La novela Jicoténcatl y la traición

La novela Jicoténcatl, publicada anónimamente en 1826, es una obra fundamental en la construcción de la memoria histórica sobre el encuentro de españoles y tlaxcaltecas. A través de su narrativa, el texto retrata la compleja relación entre los tlaxcaltecas y Hernán Cortés. Enmarca el concepto de traición como eje central de su trama.

En esta disonancia se analiza cómo la novela representa la traición a través de tres figuras clave. Tlaxcala como espacio utópico, Jicoténcatl como el “buen salvaje” y Malinche como el arquetipo de la mujer traidora.

Finalmente, se explora la analogía entre Jicoténcatl y Adán, y Malinche y Eva, para comprender cómo la obra refuerza mitos fundacionales en la identidad mexicana.

Tlaxcala como espacio utópico

La novela presenta a Tlaxcala como un espacio de justicia, rectitud y honor, contraponiéndolo a la violencia y corrupción del cuartel de Cortés. Esta idealización responde a una visión ilustrada y romántica que busca rescatar un pasado glorioso. En la narrativa, Tlaxcala representa un paraíso prehispánico, un modelo de civilización autónoma que será irremediablemente destruido por la llegada de los españoles.

La descripción de Tlaxcala no solo subraya sus cualidades políticas y sociales, sino que también enfatiza cómo la llegada de los españoles trastorna la armonía existente. Esta percepción de la ciudad utópica se refuerza con la idea de la corrupción y avaricia que caracteriza a los invasores. Los que ven en Tlaxcala una herramienta para consolidar su dominio.

Este contexto refuerza la idea de la traición como una transgresión que rompe con un orden natural y justo, lo que plantea una reflexión sobre la forma en que se legitima la resistencia o la colaboración en contextos de conflicto y colonización.

Jicoténcatl, el “buen salvaje”

El protagonista de la novela se retrata como un guerrero noble, valiente y desinteresado, cuya lealtad a su pueblo lo convierte en una figura heroica. La novela se inserta en la tradición del “buen salvaje” de la Ilustración, donde el hombre en su estado natural es virtuoso y es la corrupción externa la que lo condena.

Jicoténcatl encarna la resistencia indígena ante la opresión española, en contraposición con aquellos tlaxcaltecas que se aliaron con Cortés, a quienes se les atribuye la verdadera traición. Su lucha no solo es física, sino también simbólica, ya que su negativa a rendirse lo convierte en un símbolo de la resistencia indígena en la narrativa del siglo XIX.

En el contexto de la novela, Jicoténcatl representa una figura martirizada, que se enfrenta a la deslealtad de su propio pueblo y al engaño de los invasores, estableciendo un paralelo entre su destino trágico y la pérdida de la soberanía indígena.

Malinche y la traición

Malinche es una figura central en la construcción del concepto de traición en la historia de México. En la novela, se le representa como la mujer que, al aliarse con los españoles, traiciona a su pueblo. Sin embargo, esta visión responde a una interpretación patriarcal que omite las circunstancias que la llevaron a actuar como lo hizo.

La novela refuerza el estereotipo de la mujer traidora, en contraste con Jicoténcatl, quien encarna la lealtad y el sacrificio por su pueblo. La figura de Malinche ha sido objeto de interpretaciones diversas, algunas de las cuales la presentan como víctima de las circunstancias históricas más que como una traidora en sí misma.

En la novela, sin embargo, su papel es instrumental para reforzar la narrativa de la traición y la pérdida de la soberanía indígena, consolidando así el mito de su culpabilidad en la caída de México.

Analogía Adán–Jicoténcatl y Eva–Malinche

El punto culminante del ensayo es la analogía entre Jicoténcatl y Adán, y Malinche y Eva. Así como Eva es considerada responsable de la expulsión del paraíso, Malinche es vista como la culpable de la caída de México. Jicoténcatl, por su parte, es la figura sacrificial que encarna la resistencia y el ideal de la pureza originaria.

Esta comparación permite entender cómo la novela construye un relato donde la traición es un pecado fundacional que marca la historia de México. Al igual que Eva, Malinche es la mediadora de un cambio irreversible en la historia, transformándose en un símbolo de la transgresión y de la redefinición del orden social.

En la construcción de la memoria

La novela de Jicoténcatl ofrece una representación compleja de la traición en la Conquista, destacando su papel en la conformación de la identidad nacional. A través de la idealización de Tlaxcala, la construcción de Jicoténcatl como héroe y la demonización de Malinche, el texto refuerza mitos fundacionales que persisten hasta la actualidad.

La analogía entre Adán y Eva con Jicoténcatl y Malinche subraya cómo la traición se narra como un acto irreversible. Lo que condena a los pueblos a la pérdida de su paraíso original. La novela no solo es un testimonio literario de su tiempo, sino también una pieza clave en la construcción de la memoria histórica de México.

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