Los tres grupos políticos que lideran Sánchez Anaya, Ortiz Ortiz y González Zarur usarán las elecciones de 2015 para mostrar el peso político que tiene cada uno de ellos y distinguir las fuerzas con las que podrán aliarse para competir, con posibilidades de triunfo, en las locales de 2016.
La fragmentación de los partidos comienza en 1998 e inauguran las alianzas. Ninguna fuerza política por sí sola puede ganar la gubernatura, por lo que una variedad de grupos o desprendimientos de partidos políticos se coaligan para acceder al poder y repartirlo.
La alternancia se ha desencadenado porque la ciudadanía ha aprendido a usar el voto para premiar o castigar las malas gestiones. Los partidos y los candidatos se han desdibujado y ninguno tiene definición ideológica o proyecto político, todos se alinean en el discurso de la defensa del “ciudadano”.
La volatilidad es otra característica de las elecciones. Los resultados muestran que las minorías mandan. Ni uno solo de los partidos alcanza cifras que rebasen 20–25 por ciento de los sufragios. Quien gana, siempre queda en minoría frente a sus adversarios, lo que provoca el surgimiento de rasgos autoritarios o cañonazos de elevada nominación.
La idea del poder con que se formaron los tres líderes cuando eran priistas, ya no es lo mismo. Ellos son consecuencia de la fragmentación. En la competencia estarán 10 partidos políticos nacionales y dos locales. Todos se mezclan para dar origen a nuevas coaliciones, en 2010 fueron 18.
Los tres están convencidos de que quien se dedica a la política lucha por el poder para lograr otros objetivos o como un fin en sí mismo y a veces, simplemente para disfrutar del dinero y la fuerza que otorga o como declara el diputado brasileño Francisco Everardo Oliveira, “lo hago para ayudar… a mi familia”.
El surgimiento de los patrocinadores
En 1998 el tricolor perdió la hegemonía y dio paso a los tres grandes: a la derecha, el PAN; a la izquierda, el PRD y en el centro ¡sobrevivió!, el PRI. En cada uno de ellos hay un poderoso patrocinador que brotó con el nombre de alianza: 1) Democrática con el PRD, Partido del Trabajo y Partido Verde Ecologista, 2) Ciudadana con el PAN, Centro Democrático y Justicia Social, y 3) Unidos por Tlaxcala con PRI y PVEM.
De los procesos electorales de 1998, 2004 y 2010 emergieron liderazgos políticos que ocupan Palacio de Gobierno durante un sexenio, no más: Alfonso Sánchez Anaya, Héctor I. Ortiz Ortiz y Mariano González Zarur. Los tres cubiertos de una gran sombra: Beatriz Paredes Rangel.
La elección 2015 será una especie de entrenamiento o preparación para posicionar fuerzas que competirán en 2016 por la gubernatura del estado en la que estarán presentes los tres, pero se incrementará con la presencia de las senadoras y eternas candidatas: Adriana Dávila, Lorena Cuéllar y Martha Palafox que no les quedará más que sumarse a alguno de ellos, lo que de entrada encontrarán difícil porque significa subordinación. En el PAN pudiera resurgir como candidata al gobierno del estado la ex candidata del PRD que ahora será diputada plurinominal por el PAN: Minerva Hernández.
La era de la volatilidad
En la elección de 1998 existe la figura del candidato común, lo que permite que tres partidos políticos registren el mismo candidato y al final sumen los votos obtenidos por cada uno de ellos, lo que hace que la adición de PRD, PT y PVEM superen al PRI, y el PAN tenga una presencia simbólica.
La lucha se expresa en el Poder Ejecutivo, pero es en los ayuntamientos donde se muestra la verdadera fuerza, en 1998 el PRI todavía es mayoritario, los votos se distribuyen de la forma siguiente: PD, 0.81 por ciento; PVEM, 5.31 por ciento; PT, 10.70 por ciento; PAN, 11.76 por ciento; PRD, 26.62 por ciento y PRI, 47.66 por ciento (ver gráfica 1).
En 2004, los votos se pulverizan en razón de que los seis partidos nacionales con registro (PAN, PRI, PRD, PT, PVEM y Convergencia) y dos locales (PCDT y PJS) compiten de forma individual y en una multiplicidad de coaliciones, entre otras: PT–PCDT, PCDT–PJS, PT–PJS, PT–PCDT–PJS, PVEM, PJS, PRI, PCDT, Convergencia, PT, PAN, PRD y ATT, en total 13.
El peso que logra cada una de ellas va del 0.22 al 25 por ciento máximo, es pertinente destacar que partidos como PT y PRD mantienen casi la misma presencia, en tanto que el PAN crece alrededor de un 7 por ciento y el PRI queda partido a la mitad, de 46 por ciento cae a 24 por ciento.
La elección de 2010 es una lucha entre 18 liliputienses: PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, Panal, Convergencia, PS, PAC, PLT, PP y PPT que se coaligaron de distintas maneras adoptando nombres como: Alianza por el progreso de Tlaxcala, Unidos por Tlaxcala, Unidos por Ixtacuixtla, Unidos por San Pablo, Transparencia y Honestidad por Tlaxcala, Fortaleza por Españita, Honestidad y Transparencia por Xicohtzinco, Para recuperar Panotla, Unidad y Trabajo por Tlaxcala.
En esa elección, el PRI logra recuperar alrededor de cinco puntos, el PAN vuelve a escalar otros 10 puntos y el PRD cae a la mitad, lo que hace que la distribución de buena parte de la votación se quede en los partidos pequeños, aunque tres de ellos desaparecen, surgen dos nuevos: PS y PAC.
La división de los tres
La dispersión de los partidos políticos y la fugacidad de los votos hacen que sea difícil usar los resultados electorales de una sola elección para construir escenarios de futuro. Lo único cierto es que los competidores de 2015 van a la redefinición de territorios para construir posibilidades de 2016.
La competencia será entre 10 fuerzas. La derecha: el PAN va partido en tres, ya que cada uno de los distritos electorales quedó en manos de un grupo político distinto, lo que hace que la lucha no sólo sea hacia afuera sino al interior. El centro también va separado porque los aliados PRI, PVEM y Panal competirán en la búsqueda de sus propios simpatizantes, lo que provocará una disminución en contra del tricolor. La izquierda está despedazada: PRD, Morena, Movimiento Ciudadano y el PT que se corrió hacia la derecha.
En el distrito I el candidato a vencer es de Morena (Alfonso Sánchez Anaya), tiene frente a sí al PRI (Rosalinda Muñoz) que ha crecido de manera importante. El del PAN (Orlando Santacruz Carreño) mantendrá su confrontación con el del PT (Reyes Ruiz Peña) a quien le acercarán votos del PAC a cambio de reciprocidad en los distritos II y III. Los del PVEM (Enrique Aguilar Candelas) y PRD (Ernestina Ramírez Ortiz) buscarán votos con la convicción de que no alcanzarán posición alguna.
En el distrito II el adversario tiene cara de mujer: Anabel Alvarado Varela del PRI. Es un distrito en el que compiten varios jóvenes. El que se pondrá enfrente será el morenovallista del PAN (Miguel Ángel Polvo), lo que puede dejar paso franco a la candidata del PT (Alejandra Ramírez Ortiz), siempre y cuando no aspire realmente a ganar el candidato del PRD (Santiago Sesín Maldonado) que se dice tienen el mismo patrocinador. Morena (Marco Castillo) será un invitado.
El distrito III será el más interesante. No solo porque tiene muchos tiradores sino porque algunos buscan venganza: La pelea será contra el PRI (Ricardo García Portilla), ya que los del PRD (Tomás Orea Albarrán), del MC (Refugio Rivas) y del Panal (J. Carmen Corona) van por quien se las pague y no por quien se las debe. El PAN compite con una candidata del PAC (Lilia Coronel) quien jugará contra la de Morena (Ana Lilia Rivera), para hacer una pasarela de hombres contra hombres y mujeres contra mujeres.
Ninguno de los tres grupos podrá ganar los tres distritos, por lo que enfocarán sus fuerzas en uno o dos de ellos: Sánchez Anaya no le queda más que el distrito I, Ortiz Ortiz le apuesta a los distritos III y II en ese orden, y Mariano González Zarur defenderá a capa y espada el II y buscará avanzar en el III.
Los tres ex gobernadores saben que una elección se gana con organización territorial, medios de comunicación y dinero, mucho dinero, pero que resulta más fácil cuando sus candidatos son carismáticos y tienen una oferta clara y contundente, lo que hace que las elecciones de 2015 serán definidas por el dinero y se convertirán en un adelanto del comportamiento elevado a la ene potencia en 2016.