Si algún término pudiera definir los resultados de los comicios locales que se realizaron el pasado 7 de julio sería el de “incertidumbre”. ¿Por qué?, se preguntaría el lector. La respuesta es sencilla:
El Instituto Electoral de Tlaxcala (IET) ya ha dado a conocer los nombres de los partidos y candidatos que ganaron la contienda del 7 de julio, pero los ciudadanos aún desconocen las cifras oficiales de cada elección en los municipios y en los distritos.
Incluso, desde la noche del 7 de julio los resultados preliminares se dieron a conocer a cuenta gotas, lo cual generó incertidumbre entre los actores políticos y entre los tlaxcaltecas.
La incertidumbre provocó una serie de actos de inconformidad el día en que se realizaron las sesiones de cómputo de votos en los consejos municipales y distritales ante la incapacidad del árbitro electoral de generar las condiciones de estabilidad social para que se llevaran a cabo esos ejercicios.
Se habló de que los gobiernos estatal y municipales no atendieron con oportunidad las solicitudes de seguridad pública en los consejos, pero en los hechos el que falló, de origen, fue el IET con la toma de decisiones a destiempo y de manera incierta desde el inicio del proceso comicial.
Ahora que ya se han declarado ganadores y derrotados, no será de extrañar que un alto número de resultados tendrán que definirse en los tribunales electorales y la incertidumbre en cuanto a quienes serán los próximos alcaldes y diputados se mantendrá por unos meses más en el ambiente político y social de Tlaxcala.
Es una pena que el PAN y el PRD anuncien campañas de movilización social en algunos municipios, cuando lo que deberían hacer es asumir su responsabilidad por ser parte del reparto de espacios para integrar el Consejo General del IET y las áreas técnicas y direcciones, en lugar de pugnar por elegir a los mejores perfiles para organizar tan importante tarea que afecta o beneficia a todos los tlaxcaltecas.