En días pasados, el presidente municipal del Zacatelco hizo la siguiente declaración: “En este momento creo que ningún municipio tiene la capacidad financiera u operativa para hacerse cargo de los residuos sólidos que se generan”, mostrando que se mantienen en viejos paradigmas del manejo de la basura y no incorporan nuevos planteamientos como el de Basura Cero o Residuo Cero.
El problema de la basura surgió a partir de la llegada de los supermercados y con los años el problema se ha ido agudizando. Alrededor de 1950, cada persona producía en promedio de 300 a 370 gramos de basura (casi completamente biodegradables), como lo documenta Juanita Ochoa Chi, en su libro La Crisis de la basura. Una aproximación crítica desde la perspectiva de los pueblos. Actualmente, de acuerdo con datos del Diagnóstico Básico de Residuos y el Programa para la Prevención, Gestión Integral y Economía Circular, en Tlaxcala cada persona produce entre 0.87 y 1.14 kilos de basura por día, lo que equivale a un promedio total de 950 a mil 100 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos en todo el estado. Y de acuerdo con ese mismo diagnóstico, entre el 33 y 50 por ciento es susceptible de reciclaje o reutilización.
La generación de basura es resultado de un modelo industrial y de mercado impuesto en las últimas décadas, que nos obliga a consumir cosas empaquetadas, también a consumir cada vez más y a desecharlo lo más pronto posible. En tanto llegamos al momento en que, desde el gobierno se regule a las empresas y al mercado para que deje de generar esas enormes cantidades de basura, es necesario que, desde el ámbito local, por ejemplo, desde los municipios, se impulsen acciones para hacer frente a la generación de basura, sin que esa acción sea la de contratar empresas que hagan el manejo de la recolección y disposición final, sino que se tenga como objetivo la progresiva reducción y eliminación de residuos sólidos urbanos.
En la Ley de Residuos del Estado de Tlaxcala se estableció como uno de los principios el de “Residuo Cero”, sin embargo, no observamos que a nivel municipal se concreten políticas públicas en este sentido. Este principio busca, como lo dice la propia ley, la “Reducción progresiva de la disposición final de los residuos, con plazos y metas concretas, por medio de la adopción de un conjunto de medidas orientadas a la reducción en la generación de residuos, la separación selectiva, la recuperación, reutilización y el reciclado”.
Lo anterior implica planes transtrianuales que generen procesos socioeducativos, mediante los cuales la ciudadanía participe activamente en las siguientes acciones:
Aprovechamiento de los residuos orgánicos generados en los hogares, lo cual, según algunos cálculos que se han realizado, representa el 50 por ciento de los residuos generados en el hogar. Dado las características de las viviendas en el estado de Tlaxcala –las cuales en su mayoría cuentan con algún jardín de diferentes dimensiones, patio, huerto o terreno de cultivo– la mayoría tiene condiciones para generar procesos de composteo y aprovechamiento en sus hogares. Por supuesto que esto implica generar procesos educativos que vayan transformando nuestros paradigmas en torno a que un buen manejo de residuos orgánicos no nos presentará problemas como los insectos o los malos olores.
Separación de todo material reciclable. Lo cual, además de disminuir la basura generada, implica disminuir la extracción de recursos presentes en la naturaleza, disminuyendo los impactos negativos en los ecosistemas y comunidades ahí presentes.
Rechazo del mayor número de materiales que sean de un solo uso o desechables, donde quizá la excepción es aquellos necesarios para el cuidado de la salud.
Algunas experiencias particulares nos han mostrado que tan solo aprovechando la materia orgánica y recuperando material reciclable, podemos disminuir un 70 por ciento de basura. ¿Por qué entonces no impulsar estas políticas públicas a nivel municipal si tendrían mejores impactos en el mediano y largo plazo? A las únicas a quienes conviene seguir el modelo actual es a las empresas por las ganancias que ello les puede generar, pero seguir pensando en la continuidad de ese modelo es dar continuidad a la afectación ambiental y a las comunidades.


