La educación y el trabajo desde casa no se inventaron con la pandemia. El Covid–19 se convierte en el detonante para visibilizar lo que se hace desde tiempo atrás y atraviesa por modalidades diferentes.
La primera y más grande escuela de educación a distancia que valida la experiencia profesional como mecanismo de profesionalización es el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio (IFCM), creado en 1944.
Este nace con la tarea de actualizar a los maestros rurales, a fin de otorgarles el título profesional que ampare su trabajo. En el sistema educativo nacional se registra una diferencia valorativa entre maestros urbanos, egresados de escuelas normales y maestros rurales, incorporados solo con la educación primaria.
Como apunta Arnaut: “El IFCM desplaza a las misiones culturales en el cumplimiento de sus funciones de capacitación y mejoramiento profesional del magisterio federal, y centraliza los cursos intensivos para los maestros sin título de las escuelas normales rurales y la Escuela Nacional de Maestros”.
En cumplimiento de su tarea, el IFCM inaugura la escuela por correspondencia. Los maestros en ejercicio reciben por esta vía los programas y los materiales. Durante las vacaciones escolares se concentran seis semanas para realizar seminarios, talleres y evaluaciones.
Con ello, nace la modalidad que hasta la fecha se mantiene con el nombre de cursos intensivos y en los que Tlaxcala es un referente en la formación de maestros –reconocidos como si fuera el nivel maestría– a los profesores en ejercicio de educación primaria y secundaria.
A principios de los 80 del siglo pasado, se amplían estos grupos con la formación de especialistas en Educación Especial. Este proceso educativo se formaliza años después como educación abierta y a distancia.