Como lo habíamos anticipado la alianza PRD–PAN en Tlaxcala cada día está más lejana, ninguna de las dos punteras de esos institutos políticos ha dado muestras de ceder el espacio y ello ha complicado la formación de una coalición que tuviera posibilidad de ser competitiva para enfrentar al PRI. A estas alturas, la imposición a nivel nacional carece de importancia, pues la confrontación pública entre Lorena Cuéllar y Adriana Dávila seguirá cobrando fuerza con efectos negativos para ambas, para los partidos que representan y para los simpatizantes de éstas, hasta ahora ninguna de las dos ha dado muestras de que Tlaxcala está por encima de sus intereses individuales y de grupo. La alianza está atrapada por los dimes y diretes, dejando de lado el debate de las ideas y el proyecto. ¿Será necesario que haya un tercero en discordia que logré reanimar la formación de una alianza entre PRD y PAN con alguna posibilidad de éxito?
La disputa por la candidatura al gobierno del estado entre ambas senadoras ha subido de tono en los últimos días, éstas han dejado de lado su función principal en el Senado –aunque siguen cobrando–, pues se pasan más días en la entidad en reuniones, comidas, desayunos y atendiendo a los medios locales que en la Ciudad de México. Ambas senadoras llevan al menos una década aspirando a ser gobernadoras, pero en el último año han sido más los días de campaña que sus logros en el Senado de la República, ahí están la versiones estenográficas que dan cuenta de sus intervenciones. En lo general, ninguna de las dos ha brillado intensamente por su trabajo en el Senado, sin embargo, ambas han aprovechado ese espacio político para desde ahí construir sus precampañas a la gubernatura, llevan al menos tres años consecutivos pegándole al PRI local, sin que haya bajado el nivel de aceptación de los ciudadanos por el tricolor, recientemente las dos recibieron una paliza electoral, ninguna de la dos pudo colocar un diputado por mayoría, el partido en el gobierno tuvo carro completo, ese resultado mostró que pegar por pegar no siempre les favorece en términos electorales; en la jornada del 7 de junio pasado en la entidad, el PRD se convirtió en la quinta fuerza política, el PAN en la segunda pero muy por debajo del PRI local, ¿con eso resultados pretenden ganar?
Ambas senadoras pertenecen a partidos que están en crisis, el PRD en los últimos años se ha desplomado en términos electorales y según las encuestas su caída seguirá hasta ubicarse por debajo del 10 por ciento de las preferencias electorales a nivel nacional, mientras que al PAN le ocurre prácticamente lo mismo, su caída seguirá el próximo año, los dos partidos por ahora no tiene ninguna posibilidad de competir por la Presidencia de la República en 2018, hoy quien encabeza la disputa por la silla presidencial es André Manuel López Obrador. Ambos partidos han sido cómplices del deterioro del país, el PAN tiene una relación de pareja con el PRI desde la década de los ochenta, por lo regular el dúo sumió a México en una profunda desigualdad producto de la política neoliberal, por eso resulta insultante que ahora los panistas–adrianistas olviden su pasado de amorío con el PRI, basta recordar que en las “grandes reformas” han mantenido su pacto de acabar con la riqueza nacional, eso es lo que representa Adriana Dávila, además de ser cómplice de Felipe Calderón y sus millones de muertos, desaparecidos y de los daños colaterales de una guerra que tiene sumido al país en la inseguridad. Ella es producto de su relación de amistad con el señor de las manos ensangrentadas, ¿acaso ya lo olvidó?
En el caso de Lorena Cuéllar, actualmente ha sido cómplice de los desaciertos del partido, pues se sumó de una forma u otra a la dirigencia nacional controlada por los Chuchos, cuyos resultados saltan a la vista. Prefirió quedarse en el sol azteca en lugar de seguir a AMLO a Morena, lo cual hubiera sido lógico una vez que la priista ahora perredista se la pasó en 2012 en franca campaña a favor del tabasqueño, qué pronto se le olvido el apoyo que recibió de Andrés Manuel, mismo que le permitió llegar al Senado, ¿a poco creyó que su capital político la llevó al recinto legislativo?
A las senadoras les ha dado por el golpeteo directo, una recordándole a la otra su negro pasado, así Adriana Dávila intensificará en los próximo días una campaña mediática para recordarles al Comité Ejecutivo Nacional del PAN y del PRD que la senadora Lorena Cuéllar es de sangre priista, mientras que la senadora del sol azteca hará lo propio, asociando a la precandidata del PAN con Felipe Calderón. La disputa se recrudecerá, pues es casi un hecho que Adriana Dávila está siendo relegada en la disputa por encabezar la alianza PRD–PAN, mientras que Lorena Cuéllar ha confirmado que con o sin coalición ella aparecerá en las boletas del 5 de junio de 2016. La disputa ya no es por la alianza, esa pasó a segundo término, ahora es ver quién tiene más correas para la gubernatura, pero el desgaste tendrá efectos negativos para ambas, hasta ahora se están posicionado en los medios por sus pleitos y no por el proyecto que propondrán. La disputa mediática de las senadoras puede ser el preámbulo de una justificación de la derrota, ambas tendrán elementos para echarle la culpa a la otra. Ver para creer.