La conmemoración de las fechas a nivel internacional surge de aquellas situaciones que dañan la dignidad de las personas. En noviembre hay dos conmemoraciones importantes para la erradicación de la violencia hacia la mujer, una es el Día Internacional del Hombre (19 de noviembre) y la otra es el Día Internacional contra la Eliminación de la Violencia contra la Mujeres (25 de noviembre).
Además, en noviembre se desarrolla anualmente un campaña de 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, la cual se conmemora desde 1991, inicia el 25 de noviembre y concluye el 10 de Diciembre. La campaña tiene como fin exigir la prevención y eliminación de la violencia hacia la mujer.
Desafortunadamente, los sistemas de dominación, particularmente el patriarcal y el capitalista, banalizan los sentidos de estos días, con lo cual se da continuidad al ejercicio de poder y violencia de los hombres hacia las mujeres. Esta actitud permite que las instituciones gubernamentales simulen su compromiso ante estas problemáticas y con las mujeres, pues en realidad no asumen su obligación para impulsar procesos que eliminen la violencia hacia las mujeres, como lo es el feminicidio, la desaparición y la trata, que siguen presentes en el estado de Tlaxcala. En sentido concreto, esta banalización está expresada en eventos públicos que no generan conciencia, en el uso de prendas –Día Naranja, por ejemplo– que en el fondo no generan cambios sustantivos o en campañas que generan gastos, pero que no logran procesos de sanción o reeducación masculina.
Entre hombres, esta banalización se expresa, por ejemplo, en felicitarnos en el día del hombre, cuando nuestra tarea es cuestionar el ejercicio de nuestra violencia y transformarla hacia el ejercicio de una masculinidad que promueva el bienestar hacia las mujeres, hacia nosotros mismos y hacia los otros hombres, recordemos que el Día Internacional del Hombre, de acuerdo con el Comité de Coordinación del DIH, tiene seis pilares, a saber:
- Promover modelos masculinos positivos y más normalizados. Es decir, modelos que rompan la lógica patriarcal.
- Celebrar las contribuciones del hombre a la sociedad, a la familia, al cuidado de los hijos y del medioambiente. Tarea ardua, pues el cuidado de los hijos e hijas no se reduce a cargarlos ni asumir un mínimo de responsabilidad, sino a distribuir equitativamente todas las tareas de cuidado de quienes son nuestra familia en el hogar.
- Hacer hincapié en la salud y el bienestar de los hombres, tanto física como en los planos espiritual y emocional.
- Poner de relieve la discriminación contra los hombres en las actitudes y expectativas sociales.
- Mejorar las relaciones de género y promover la igualdad de género. Si sigue habiendo protestas de las mujeres por la violencia que viven, y de la cual somos fuentes los hombres, es porque no hemos logrado construir relaciones de buen trato.
- Crear un mundo más seguro y mejor donde los hombres puedan alcanzar su potencial pleno.
El 25 de noviembre, la tarea masculina no será criticar las “formas” en como las mujeres definen expresar su indignación ante la violencia que continúan sufriendo; la tarea masculina es construir relaciones de buen trato y los seis pilares pueden convertirse en una brújula.
La tarea de las instituciones públicas no será “sumarse” a la conmemoración de estos días, pues eso sería banalizarlas. Su tarea es cumplir con lo mandatado en el marco legislativo y los tratados internacionales firmados por el Estado mexicano, para garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, de no hacerlo así confirmarán que las instituciones públicas son aliadas del patriarcado.