La nueva reforma laboral aprobada por el Congreso de la Unión ha puesto en predicamento a prácticamente la mayoría de las organizaciones sindicales del país, pues ahora están obligados a que los cambios de su dirigencia se realicen a través del voto libre, directo y secreto de todos sus militantes.
Dichas disposiciones están enfocadas a amarrarles las manos a los actuales dirigentes en sus intentos de imponer como sucesores a incondicionales suyos. Al menos esa sería una de las pretensiones de la reforma laboral, sin embargo, seguramente los actuales secretarios generales buscarán la manera de dejar sus lugares a gente afín que le asegure un retiro de la vida sindical sin preocupaciones.
Tal parece ser el caso del secretario general de la sección 31 del SNTE, Demetrio Rivas Corona, quien, según comentarios hechos a esta columna por representantes delegacionales, habría solicitado, vía oficio, al dirigente nacional, Alfonso Cepeda Salas, que convoque a la brevedad el proceso de renovación del Comité Ejecutivo Seccional (CES).
De acuerdo con estas fuentes, la petición de Rivas Corona no tiene nada que ver con un sentido democrático, pues en ese caso debió haber solicitado a su dirigente nacional que cumpliera con los estatutos de la organización y convocara la elección del nuevo comité de la sección 31 en el mes de julio pasado, cuando se cumplió el periodo de cuatro años para el cual fue electo legalmente.
No es ese el motivo, dicen las fuentes. “La verdad es que Demetrio ya se quiere ir, porque si se celebra el cambio de dirigencia hasta diciembre –como supuestamente ya está proyectado por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del SNTE– ya no podrá aplicar los estatutos vigentes del sindicato y tendrá que cumplir con el voto libre, directo y secreto de los militantes. Él insiste en la renovación ya para dejar a su gente”.
La apuesta de Rivas Corona, aseguran, es imponer como secretario general de la sección 31 del SNTE a Cutberto Chávez o Juan Pedraza, ambos integrantes del CES actual.