Cuando las leyes de ingresos y egresos se debaten, los diputados locales no son tan apasionados como cuando se discuten las cuentas públicas, porque ahí sí pueden ejercer su autoridad o la autoridad que cada uno de ellos supone que tiene.
El Congreso local es en el que recae la responsabilidad de aprobar el plan de desarrollo, los recursos y la forma en que habrán de aplicarse para hacer realidad la visión que ahí se presenta.
Los ingresos de la entidad, ahora decrecientes, pasan en los últimos años de 434.8 millones de pesos en 2011 a 492.7 millones en 2012 y caen a 429.4 millones en 2013, lo que no mueve a los legisladores, aunque su mantenimiento depende de las contribuciones locales.
Las transferencias federales, siempre ascendentes, hacen que el trabajo local por incrementar el impuesto predial y el costo del agua se dejen de lado, como si, de todas maneras, la Federación acudirá en auxilio de los tlaxcaltecas.
En 2011, el primer año del regreso del priismo en el Poder Ejecutivo local, la Federación, todavía en manos del panismo, transfirió 11 mil millones de pesos, en 2012 estos crecieron a 11.5 mil millones de pesos y en 2013 a 11.9 mil millones de pesos.
Con estos soportes los presidentes de los ayuntamientos, los directivos de los organismos autónomos y de los descentralizados, los del Poder Legislativo y los del Judicial, nunca se han imaginado que su presupuesto vaya a la baja.
Todos tienen argumento sobre la necesidad de mayores recursos en razón de la importancia de su tarea para la sociedad; sin embargo, ninguno de ellos hace un ejercicio de transparencia que muestre que lo que reciben es utilizado para bien.
La práctica más común es el derroche, la transición política ha dejado la experiencia de que el cambio de partido político en los poderes Ejecutivo y Legislativo lo único que produce son nuevo ricos, basta con revisar la fortuna de quienes han sido funcionarios.
En el absurdo, la percepción de la población es que a pesar de que llega más dinero a la entidad, siente que su nivel de vida, en lugar de mejorar, empeora. Una simple división lo lleva a preguntar: ¿Y si mejor dividieran todo el dinero entre los tlaxcaltecas?
Haga sus cuentas, 12 mil millones de pesos entre un millón 200 mil tlaxcaltecas, le toca, cuando menos 10 mil pesos anuales a cada uno, el problema es que no habría servicio de educación pública, ni de salud, ni policías, ni jueces, ni diputados…