La crisis sanitaria ha provocado que el grito de Independencia sea totalmente distinto a las históricas tradiciones mexicanas, ya que no habrá tumultos en las plazas públicas; las fiestas patrias que se desarrollaban cada año han sido suspendidas, en su lugar habrá eventos protocolarios sin gente y cada nivel de gobierno establecerá la forma en que llevará a cabo sus ceremonias conmemorativas, el grito de Independencia será recordado como el grito pandémico.
El grito será en su mayoría en confinamiento, la conmemoración del inicio de la Independencia de México, que recupera en la memoria colectiva, la férrea disputa para acabar con tres siglos de subordinación a la colonia española dando pasos significativos para que en su momento se edificara el Estado nacional mexicano, libre, independiente y soberano, esta vez no podrá tener una expresión festiva y muy probablemente será festejado en cenas privadas frente al televisor y/o internet, si bien nos va, porque a la cancelación se suma la crisis económica que enfrenta México y el mundo y que ha pegado en los ingresos salariales de quienes fueron despedidos, les redujeron su sueldo o que por ser parte de la economía informal vieron perder sus ingresos por múltiples razones pandémicas. Sobra decir que pese a que ha habido una reducción del número de contagios y fallecidos en las últimas semanas, el saldo de enfermos y defunciones ha enlutado a cientos de familias y otras más están a la espera de que sus pacientes recuperen su salud para llevarlos a casa. Este segmento de familias mexicanas seguramente no tendrá ningún festejo dado la condición que lamentablemente sufren, lo mismo ocurre con el heroico personal médico, que debido a la contingencia sanitaria dará el grito en los hospitales, en los pasillos o en los cuartos habilitados para la atención de pacientes de Covid–19. Así el grito adquirirá nuevos significados al menos en este 2020.
De hecho, varios gobiernos estatales han anunciado que el grito será de forma virtual o de plano ya cancelaron. En su caso, Andrés Manuel López Obrador dará el grito sin gente, habrá juegos pirotécnicos y saldrá al balcón presidencial a vitorear a los hombres y mujeres que nos dieron patria y libertad. Es casi seguro que el presidente mencione en este año al personal médico, a los caídos en su batalla contra el Covid–19 y como parte del espectáculo se encenderá la llama de la esperanza. Un festejo digno, pero sin la plaza abarrotada.
El grito de 2020 además se dará en un momento histórico singular, ya que las crisis sanitaria y económica han desnudado las brechas sociales, tecnológicas, educativas y económicas en que han sobrevivido millones de mexicanos producto del saqueo por parte de nuestros gobernantes con la complicidad del poder económico. Sobran ejemplos de cómo se perdió soberanía, igual ocurre con el sector energético que en el de alimentos, pasa lo mismo con el minero que con la privatización de playas, puertos y desde luego el sector financiero. La pérdida de soberanía fue sistemática, planeada y voraz para saciar el hambre de los hombres del dinero, ya sean mexicanos o extranjeros. De hecho, el modelo neoliberal, además de desmantelar al Estado mexicano, recuperó los modelos extractivitas de la Colonia, pero a diferencia de los tres siglos en que fuimos colonizados y que las medidas impuestas para saquear el territorio fueron impuestas por la corona española, ahora la misma clase política mexicana ha sido promotora distinguida de la pérdida de soberanía, misma que se está intentando revertir por parte del gobierno de AMLO, muy a pesar de los conservadores, de los intelectuales orgánicos y los que habían y siguen recibido beneficios, llámese aviadores de la educación que cobran sin devengar el salario, los que tienen dobles plazas o los que amparados por la cercanía con los sindicatos adquieren la categoría de comisionados. Todos ellos, en mayor o menor medida, contribuyeron a la pérdida de soberanía de México.
De hecho, el grito también representa una oportunidad histórica para demostrar que el pueblo de México, al que algunos ven con sorna, ya está cansado del saqueo de sus tierras, de la explotación de su trabajo y del bandidaje de sus autoridades. Al respecto, hay cientos de investigaciones que han evidenciado el saqueo, el cinismo y la degradación de la vida pública, éstas han mostrado también que hay un México posible, que es posible recuperar la soberanía perdida, que es posible mejorar la distribución de la riqueza y que es posible acabar con los lastres del pasado que algunos añoran y quisieran regresar. El grito pandémico es una muestra de que regresar al régimen del PRIANRD sería un balazo en el pie para la soberanía nacional.
Entre tanto, los analistas económicos y políticos del viejo régimen celebran dando el grito en el cielo porque la inflación llegó a 4 por ciento anual, unas centésimas arriba de las expectativa del Banco de México, el aumento en agosto fue de 0.38 por ciento muy por debajo de ese mismo mes en agosto de 2018 cuando no había pandemia, ni una crisis económica global; le pese a quien le pese, la inflación sigue controlada… mientras los gobernadores aliancistas hacen otra vez el ridículo, varios de ellos se irán en 2021 ¿Tendrán tiempo para ser una verdadera oposición federalista o están sólo en campaña?