Jueves, diciembre 5, 2024

Gobernadores. Colección fallida

Gobernadores. Colección fallida. La idea de “rescatar y difundir la memoria de nuestro estado a través de la vida de quienes dirigieron los destinos de nuestro pueblo. Es un homenaje para quienes trabajaron por conseguir el bienestar comunitario”. El libro de referencia no tiene ISBN (International Standard Book Number). Lo que significa que no cuenta con registro de Indautor (Instituto Nacional de Derechos de Autor).

El concepto editorial, diseño de la colección y cuidado de la edición tienen varias referencias que son de llamar la atención. “Este libro se formó e imprimió en la ciudad de Tlaxcala, Tlaxcala, la ciudad que, tal como cantó Miguel N. Lira: se esconde entre milagros de azahar, cautiva de transparencia y diáfana claridad”.

En el colofón se lee: “Se terminó de imprimir en Tlaxcala, Tlaxcala, en 2024, año en que México eligió a la primera presidenta del país… para su formación se usó tipografía Borges de Alejandro lo Celso, un tributo a la fantástica obra de Jorge Luis Borges, a su técnica de escritura minuciosa y precisa como la de un joyero, a sus versos memorables como estos: Mirar el río hecho de tiempo y agua y recordar que el tiempo es otro río”.

Esas letras, sin duda, constituyen una responsabilidad y el libro les queda a deber a todos. Porque el lector se imagina que va a encontrarse con una narrativa que develará muchos elementos de primera mano. Biografías de quienes han ocupado el Palacio de Gobierno.

Lo fallido del primer número debe provocar un cambio radical del proyecto para “rendir homenaje” o dejar constancia del legado y no solo una serie de viñetas en las que se presentan mitos y ritos de la clase política. Valdría recordar otras experiencias editoriales.

Tlaxcala. Una historia compartida

El gobierno de Beatriz Paredes Rangel (1986–92) tiene el acierto de promover —y quizá hasta financiar— la traducción y publicación de un imprescindible para entender la historia de Tlaxcala. Un libro publicado en 1952 por Charles Gibson bajo el título: Tlaxcala in the sixteen Century (Tlaxcala en el siglo XVI).

Quizá derivado de esa experiencia y/o por la influencia que había tenido la presencia de la Fundación Alemana para la Investigación Científica, o por la realización de los seminarios de investigaciones sociohistóricas de Tlaxcala, o porque se había formado un excelente equipo en el Archivo Histórico del Estado con Masae Sugawara en el liderazgo.

Pero sea la razón que sea, el gobierno del estado encomienda a Eugenia Meyer la tarea de reunir los trabajos realizados por investigadores nacionales y extranjeros para construir una especie de enciclopedia sobre Tlaxcala. Una colección denominada Tlaxcala. Una historia compartida.

Es quizá la primera vez en la historia de Tlaxcala en que se “comparten” una multiplicidad de textos, desde libros publicados, notas, reseñas, crónica, ensayos, reportes de investigación, que permiten al lector un reencuentro con el vientre cultural que le da origen.

Novela histórica de Tlaxcala

El primer gobierno de alternancia priista, liderado por Alfonso Sánchez Anaya, retoma la experiencia desde otra perspectiva: toma como referente la primera novela escrita en español con temática indígena: Jicotencal. La colección se integra con cinco novelas escritas por cuatro historiadores y una historiadora del Colegio de Historia de Tlaxcala.

Saldrá el sol entre los peñascos (época prehispánica), de Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez, fue la primera. En la página 7, el gobernador escribe: “Una de las preocupaciones del gobierno del estado es la necesidad de dar a conocer a la población tlaxcalteca sus raíces y presencia en el ámbito de la historia patria, destacando en particular la nuestra, desde la fundación de Tlaxcala a través de los cuatro señoríos con su grandeza y tradiciones…”.

En la contraportada: “Saldrá el sol entre los peñascos, es una novela histórica que abarca algunos aspectos de la vida cotidiana, política, económica y religiosa de los tlaxcaltecas en la época prehispánica. La narración comienza con el relato de los ancianos sobre la migración de los tlaxcaltecas…”.

El segundo tomo sale de la pluma de Juan Tecpa Munive: La profecía de Xicohtencatl se ha cumplido (época colonial); Gregorio Mendez: La fuerza del destino (Siglo XIX), de Rubén Antelmo Pliego Bernal es el tercero. Arturo Langle Ramírez escribe el cuarto tomo: La paz ensangrentada (siglos XIX–XX).

El volumen V es de autoría de la única mujer de la quinteta de escritores: Carolina Figueroa, con el título Cruce de Caminos (Siglo XX). “Dedicado a construir paisajes históricos y revivir personajes vitales para conocer el desarrollo de esta región mexicana desde hace algunas décadas…”.

Legado gastronómico

La mente regresa a la época de la fonda de la casa de las artesanías y al trabajo de Yolanda Ramos Galicia con Así se come en Tlaxcala” (1993). Bajo la idea de Milena Koprivitza y la responsabilidad del Colegio de Historia, producen una colección que tiene que ver con la comida de ricos (hacendados) y pobres (peones).

El segundo gobierno de alternancia priista, publica cuatro títulos de una manufactura bellísima. Tenexac, de Paz Virginia Yano Bretón; Coaxamalucan, de María Elena González Zarur; Huytlale, de Rocío Velázquez Llorente y un clásico: Memorias en mole de olla. Cocina y revolución en Tlaxcala, de Helena Hernández de Valle–Arizpe.

En el primer número, Koprivitza escribe: “Con esta publicación la autora da a conocer algunas de entre los cientos de recetas, que conserva con verdadero celo porque representan, ni más ni menos, el legado gastronómico de sus antepasados, y aun cuando algunas recetas se han presentado más de un siglo, tienen todavía la frescura que les da la incorporación de productos y técnicas nuevas que facilitan su elaboración”.

Esta colección muestra la cocina de la clase alta de Tlaxcala, particularmente los hacendados y la clase política. Pero también la cocina del pueblo, la que se prepara con los productos que se cultivan en el traspatio. Y, que hoy son parte de la moda gourmet convertida en industria turística.

El lienzo de Tlaxcala

La alternancia del gobierno priista, realiza varias ediciones. De las que hay algunos textos que son una joya para cualquier interesado en la historia de Tlaxcala y el trabajo editorial. Sin duda el mayor de ellos es el Lienzo de Tlaxcala. Códice histórico colonial del Siglo XVI. Copia de 1773 de Juan Manuel Yllanes del huerto. Su historia y su contexto, que estuvo a cargo de Guadalupe Alemán.

Pero hay otros: Tlaxcala. Lenguaje y tradición del arte popular que coordinan José Luis Sánchez y Virginia Polvo; La tierra del maíz de Cornelio Hernández; Tlaxcala, la luz de la memoria, de Mariana Yampolsky.

La colección fallida puede resurgir si se logra articular un proyecto colectivo como una historia compartida o la novela histórica de Tlaxcala. En Tlaxcala hay suficiente materia gris para un proyecto de mayor envergadura.

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