Vaya bienvenida la que recibió, en su parto, la Fiscalía General de Justicia del Estado. Cuatro cuerpos localizados en un predio de Tlaxcala, al menos un femenicidio, el asesinato a mano armada de un trabajador de un centro nocturno y decenas de robos, actos violentos, y otros hechos delictivos fueron el recibimiento a la nueva institución.
En el estado más seguro del país, los primeros cuatro días de vida de la nueva institución que representa al Ministerio Público, han sido de zozobra y mucho trabajo, porque los delitos de alto impacto han estado a la orden del día, por desgracia de la sociedad y los resultados, son nulos.
Por ello, queda claro que el solo cambio de nombre de la institución encargada de la procuración de justicia en la entidad, no resolverá los problemas de persecución, esclarecimiento y combate de delitos que aquejan a la entidad. La sociedad está cierta que no se pueden esperar resultados distintos si se hacen con los mismos vicios, actitudes, formas, métodos y personas; aunque parece que las altas esferas piensan distinto y creen en los milagros.
Urge un cambio estructural de esa institución, no solo modificaciones cosméticas que solo le apuesten a maquillar cifras, ocultar delitos y a solapar la corrupción y las graves prácticas de tortura que persisten.
Ahora, tanto el gobierno del estado como la titular de la Fiscalía, no tienen pretexto para actuar y dar resultados. Las reformas constitucionales y legales para crear y dar operatividad a esa institución fueron a modo de los intereses gubernamentales. No le movieron ninguna coma.
Es momento no solo de decir que van trabajar, sino de terminar con la impunidad, esclarecer y sancionar a los responsables de los delitos que ocurren en la entidad.
Bien harían con empezar a cumplir con su obligación constitucional de contratar a nuevos integrantes de la fiscalía, sin vicios ni malas prácticas, a través de un concurso de oposición abierto y de un examen de selección.
Como dijo aquel ex procurador, podrían cambiar de nombre a la institución, pero si no cambian las formas, desde quien encabeza la institución, las cosas en materia de procuración de justicia en Tlaxcala pueden hasta ser peores. Mientras tanto, vaya bienvenida que le dieron a la Fiscalía.