La fracción I del artículo 41 de nuestra Carta Magna, señala que los partidos políticos “tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, fomentar el principio de paridad de género, contribuir a la integración de los órganos de representación política, y como organizaciones ciudadanas, hacer posible su acceso al ejercicio del poder público”.
La semana pasada, la mayoría de los partidos políticos en Tlaxcala dieron testimonio de mediocridad y lo alejados que están del pueblo y de su obligación de contribuir a la vida democrática. En lo que sí tienen expertise es en ser farsantes, ambiciosos y carroñeros; nos han dado cátedra utilizando las acciones afirmativas de indígenas, migrantes, personas con discapacidad y de la diversidad sexual para imponer perfiles a modo que no pertenecen a estos grupos en sus listas de diputaciones locales. Solo Movimiento Ciudadano hizo su registro sin problemas.
Las mujeres y hombres que vilmente pretenden engañarnos al decir que tienen una discapacidad o que pertenecen a la diversidad sexual, que son migrantes o indígenas, merecen todo nuestro repudio, porque en su bajeza pretenden usurpar espacios que dignamente han sido fruto de una lucha por la inclusión de todas las minorías en la toma de decisiones y que de acceder al poder las únicas banderas que tendrán son las del engaño y nunca las de los derechos humanos de estos grupos sociales.
Es necesario cuestionar, especialmente a quienes buscan la reelección y la continuidad de su carrera política después de promover el voli playero, qué han hecho por las personas no binarias y de la comunidad LGBTQ+, por las personas con discapacidad, por la agenda migrante y por el avance de los pueblos indígenas. Por ejemplo, ¿en sus cargos han utilizado lenguaje incluyente?
En medio de tanta infamia, hay que celebrar la candidatura por la acción afirmativa de diversidad sexual de Adrián Mendieta Moctezuma, quien nos da un viso de esperanza de que el espacio público y político puede llenarse de dignidad y congruencia desde nuestra participación ciudadana.
Al margen: En el primer debate presidencial, las candidatas y el candidato evidencian que no tienen agenda feminista. Las mujeres somos sujetas de derechos no objetos de asistencia.