Los estudios sobre familia señalan que para comprender lo que ocurre a una persona se requiere conocer a su familia, pero no la nuclear sino la extensa. Es decir, la familia de origen la que comprende cuando menos tres generaciones.
Muchas de las características del sujeto no se explican si no es conociendo a la primera generación de esas tres que son los abuelos, porque fueron éstos los que dejaron su impronta o su herencia emocional que explican muchas de las conductas personales.
El que alguien se dedique a la política, cuando ninguno de los padres lo ha hecho es de llamar la atención, sin embargo, cuando se pregunta si alguno de los miembros de su familia ha tenido experiencia en esa actividad, casi siempre resulta que alguno de los abuelos.
Las familias tlaxcaltecas han sido descritas como familia mesoamericana por David Robinchaux y tiene, entre otras características, no solo ser extensa sino amalgamada, lo que determina que todos sus elementos se encuentran muy unidos.
Quienes han salido de Tlaxcala, por estudios o trabajo, encuentran que en el norte y en el extranjero las familias son muy diferentes, ahí si existe lo que la teoría denomina familia nuclear, y esa en nada se parece a la mesoamericana o tlaxcalteca.
Esta hace que la experiencia de la participación pública forme parte de un ejercicio de reconocimiento de la raíces en un árbol genealógico más que en las instituciones, es necesario descubrir las redes familiares más que sociales.
De ahí que resulte muy importante observar como a nivel de comunidad y municipio, la actividad política es un asunto de familias, si se logra convencer al “tiachca” de la familia se asegura un número importante de votos.
A ello se agrega una figura en proceso de desaparición, pero que tiene un gran peso a nivel comunitario: el compadrazgo. Persona que aspire a tener una carrera política longeva más le vale ir haciéndose compadre.
Familia mesoamericana y compadrazgo son parte de la cultura política de una sociedad tradicional que se resiste a entrar a la modernidad de la acción pública que reconoce en el individuo el actor principal, como pregonan los panistas.