Si bien para el año 2055 el estado enfrentará una escasez hídrica severa, principalmente en las zonas de Apizaco, Yauhquemehcan, Huamantla y Calpulalpan, la problemática más grave es la contaminación del agua en la región sur, advierte la investigadora María de Lourdes Hernández Rodríguez.
La también coordinadora del Doctorado en Desarrollo Regional de El Colegio de Tlaxcala (Coltlax) subraya que la parte oriente de la entidad, conformada por los municipios de Huamantla, Cuapiaxtla, Terrenate, Tequexquitla, Zitlaltépec e Ixtenco, es la que presenta mayor insuficiencia del vital líquido, pues se encuentra ubicada dentro de una cuenca cerrada y compartida con Puebla, que es la Libres–Oriental.
Además, está cercana a empresas como la automotriz alemana Audi (localizada en San José Chiapa, Puebla) y a un conjunto de otras industrias más que también son consumidoras de agua.
Aparte de que en esta zona hay un crecimiento industrial, “tenemos el problema de que es, digamos, el granero del estado, donde se produce la mayor cantidad de maíz de consumo básico”, y donde se concentra el número más alto de ejidos y de pozos de riego.
Ello, aunado a que en la región oriente la actividad del sector primario ha incursionado en otro tipo de cultivos “más atractivos económicamente”, pero con mayor demanda de agua, por ejemplo, el jitomate producido en invernaderos, fresa, lechuga y zanahoria; por tanto, “eso acrecienta un poco la escasez”, lamenta.
Se presume –anota– que aproximadamente 66 por ciento del agua subterránea a nivel estatal se destina a la agricultura de riego, es decir, “a la gran agricultura, a la de gran irrigación”.
Aunque –enfatiza–, “la verdad no existen estudios serios para saber la cantidad de agua en el subsuelo”, solamente los datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sobre títulos de concesión y de estimaciones de extracción, “pero no tenemos a ciencia cierta” el volumen disponible.
“Lo cierto es que esta zona está en una cuenca cerrada y la posibilidad de recuperación del manto freático es menor que en otra parte del estado”.
Si en la parte de Huamantla se implementara una medida de restricción al crecimiento industrial, al igual que el urbano por la llegada de nuevos habitantes, se tendría que plantear un programa de ordenamiento hídrico, pero a nivel cuenca, “porque las empresas están en Puebla y el acuífero es el mismo”.
La especialista realza que se prevé que en el estado de Tlaxcala, en 30 años, “estaremos en una zona de escasez hídrica severa, pero en las áreas industriales de Apizaco, Yauhquemehcan, Huamantla y Calpulalpan habría mayor dificultad por la falta de suministro, de ahí que sugiere trabajar a través de planes de ordenamiento territorial, sobre todo para que las poblaciones conozcan la cantidad de agua disponible.
El agua más contaminada
Aun cuando la zona oriente es donde hay más escasez, la parte sur de la entidad, donde pasa el río Atoyac, es donde hay “el agua más contaminada” en el territorio tlaxcalteca.
Por ello, asienta que el problema de la escasez se puede solventar de alguna manera con una administración eficiente, “pasando del concepto de escasez física a social, pues con una buena gestión y administración se puede paliar”, pero el de la contaminación es más serio porque no se puede manejar en términos de disponibilidad, ya que la falta de agua limpia trae problemas más severos a la salud física y ambiental.
“Se supone que la Comisión Nacional del Agua” tiene que aplicar las normas para el control de aguas residuales industriales (que contienen metales pasados y tóxicos) que son vertidas al río, por lo que “debería ser un poco más estricta”, indica.
La investigadora acentúa que existe una necesidad de establecer plantas de tratamiento eficientes, pero no público–urbanas como las que ya operan en el estado, sino con infraestructura que saneé las descargas industriales “y eso no lo tenemos”.
Cita que en el municipio de Tepetitla ya funcionan dos, sin embargo, son básicamente para descargas público–urbanas “que no atienden los grandes contaminantes emergentes que está arrojando la industria”.
Observa que ese tipo de tecnología implica una inversión económica importante y que, de acuerdo con la ley, ese gasto debe ser asumido por las industrias, como aquellas que tienen mayor potencial de contaminación en sus descargas, por ejemplo, las ubicadas “en lo que se conoce popularmente como el Corredor Industrial Quetzalcóatl o Pemex”.
Puntualiza que desde 2020, El Coltlax, a través del Grupo de Apoyo Transdisciplinario para la Atención del Alto Atoyac (Gattacaa), trabaja con el Centro de Investigación de Química Aplicada (CIQA) y actualmente con la Universidad Politécnica de Tlaxcala, a través de dos filtros prototipos para sanear el agua de las mezclilleras.
En torno al Plan Nacional Hídrico (PNH) 2024–2030 del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, confía en que surta efectos positivos para el país; sin embargo, considera que particularmente “el problema que veo es de interpretación, a veces, porque se piensa que las plantas de tratamiento son la solución”, pero de acuerdo con el CIQA y El Coltlax, estos sistemas “están bien” solo para las grandes empresas y no para microemprendedores.
Menciona que a las mezclilleras, que tienen instalaciones insertas en la unidad doméstica o al interior de casas, con un manejo individual y muy particular, les resultaría “bastante oneroso” invertir en una potabilizadora con valor de 400 mil a un millón 200 mil pesos, dinero “que no tienen porque solamente lavan la tela” y por esta razón es que se generan alternativas viables para estas, como lo son los prototipos de filtros.
Consumo de agua por persona es de 200 litros al día
A propósito de este 22 de marzo Día internacional del Agua, comenta que en esta ocasión el tema de la conmemoración son los glaciares, pues derivado del cambio climático, “nos estamos quedando sin ellos”.
Remarca que se deben emprender medidas eficientes para el consumo e iniciarlas a nivel doméstico, a través de la instalación de inodoros y regaderas de bajo consumo en el hogar, “y empezar con la suma de todos para hacer cosas grandes” a favor del vital líquido.
Expone que en el caso del consumo humano, el “mínimo indispensable para poder vivir” son 19 litros al día por persona; el medio es de más o menos 100 litros, lo cual garantiza la producción de alimentos, pero no el abastecimiento seguro de estos; y el ideal es de 200 litros.
“En Tlaxcala estamos consumiendo hoy un promedio de 200 litros por persona al día, pero hay espacios donde es muchísimo más, por ejemplo en la Ciudad de México hasta 600 litros, entonces tenemos que ser conscientes y utilizar el agua de manera eficiente con dispositivos, sobre todo a nivel del hogar”.
Empero –reafirma–, “indiscutiblemente”, en una industria el gasto es mayor y en el caso de la agroindustria mexicana, se dice que aprovecha alrededor de 75 por ciento, en promedio, pero en estudios de El Coltlax se ha encontrado que la producción de cultivos con sistema de riego, no depende en su totalidad de un pozo o del río.
“La gente, con el fin de abaratar costos, lo que hace es usar riego de punta solamente para el inicio del ciclo agrícola y después espera la época de lluvias para complementarla, entonces no estamos tan mal en Tlaxcala, porque el consumo de agua de riego es de más o menos 66 por ciento”, menor comparativamente con el nacional, pero hay que hacer consciencia”, insta la investigadora.