Erika Sabinal Cholula, originaria de San Pablo del Monte, ha encontrado en el arte una vía para reflexionar sobre la vida y la muerte. Con 30 años de edad, la artista tlaxcalteca se consolida como una creadora que explora, desde la figura humana, las complejidades de la existencia. Este año, su obra En Paz, una litografía que aborda el duelo y la memoria, fue reconocida en los Premios Estatales de Artes Visuales, consolidándola como una de las voces emergentes más sinceras del arte local.
La obra ganadora surge a partir de una fotografía tomada en el velorio de su tío, fallecido hace un año. La pieza evoca el momento como un espacio de encuentro familiar, donde el dolor y la ausencia conviven paradójicamente. “Se me hizo muy curioso cómo en una familia tan grande solo logramos reunirnos cuando alguien se adelanta. Entonces quise cuestionar si realmente estamos en paz o si solo lo decimos por costumbre”, explica Erika.
El proceso técnico es tan profundo como el mensaje de la obra. La litografía, realizada en piedra de mármol, requiere un proceso meticuloso donde el dibujo se fija mediante ácidos. Para Erika, esta técnica encarna la idea de permanencia y transformación. “Yo utilizo referentes fotográficos, cosas que veo en la calle, escenas familiares… pero no es literal; las imágenes se transforman en algo más cuando se graban en la piedra”, detalla.
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Su camino en las artes comenzó formalmente en 2016, cuando participaba en exposiciones colectivas como parte de su formación en Artes Plásticas en el Instituto de Artes Visuales del estado de Puebla. Sin embargo, fue en 2020 cuando su obra gráfica tomó mayor impulso. “Empecé a dedicarme más a mi producción, a enfocarme en lo que quería decir y en cómo quería decirlo”, recuerda. Desde entonces, ha sido seleccionada en programas de estímulos artísticos y ha ganado premios en distintas disciplinas.
Para Erika, su obra está marcada por la búsqueda de la honestidad. La figura humana es el centro de su trabajo, no como un retrato perfecto, sino como un proceso vulnerable donde el error es parte del discurso. “No me molesta una mancha o un trazo de más. Es parte del proceso y del registro del dibujo. Creo que mi arte es honesto porque no intento ocultar nada”, afirma con convicción.
Esa misma sinceridad se refleja en la forma en que ve su propio camino como artista. Reconoce que el arte es un juego donde las reglas son necesarias, pero no definitivas. “Al principio buscaba el detalle, hacer un ojo perfecto, un rostro proporcionado. Ahora me enfoco en el concepto y disfruto el proceso, incluso cuando el lienzo me hace preguntas que no sé responder”, comparte.
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En los últimos años, Erika ha abordado temas sociales como la trata de personas y los condicionamientos humanos, mostrando un compromiso con los problemas que atraviesan la realidad actual. No obstante, sus reflexiones siempre parten de lo íntimo. En Paz, el duelo familiar se convierte en una pregunta abierta para el espectador: “¿Quién está realmente en paz, los que se van o los que nos quedamos?”
Cuando se le pregunta cómo define su trabajo en una sola frase, Erika no duda: “Es honesto”. Esa claridad refleja no solo su técnica, sino también su filosofía de vida y creación. “El dibujo o la pintura no son mecánicos. Siempre hay un diálogo con la obra, un proceso que es tan contradictorio como necesario”, agrega.
Erika espera que su arte trascienda las fronteras locales y pueda ser reconocido en un ámbito más amplio. Erika Sabinal Cholula representa una generación de artistas que no temen mostrar las imperfecciones del proceso ni las contradicciones de la vida. Desde una piedra de mármol hasta un lienzo en blanco, su obra invita a cuestionarnos, con honestidad, qué significa realmente estar en paz.