En 2021 es muy difícil visualizar que quien llegue al Palacio de Gobierno de Tlaxcala no sea una mujer. En los últimos 47 años, solo una de ellas ha despachado en el Salón Rojo.
A lo largo de medio centenario han alcanzado la gubernatura ocho personas de las cuales siete son hombres y una mujer. Con la particularidad de que todos ellos se relacionan o identifican con el grupo de Emilio Sánchez Piedras.
La figura de Beatriz Paredes Rangel marca una época en la vida pública de Tlaxcala, porque sin políticas de equidad de género se abre paso en un mundo dominado por los hombres.
La política federal en el ámbito de la representación política destaca por una presencia equitativa de las mujeres. Las candidaturas a puestos de elección popular se distribuyen en un 50/50. La duda es sí se romperá el hilo de la familia revolucionaria.
En Morena hay dos personas que aspiran a la primera magistratura. Una de ellas con una relación muy profunda con el poder político local y la segunda con una relación familiar, pero no en los niveles de la primera.
En el PAN también se registran dos aspirantes; una de ellas de cepa panista y heredera del grupo de Felipe Calderón; la otra aspirante deviene de rupturas en el PRI y PRD para llegar como parte de un equipo de tecnócratas.
En el PRI también se registra una bina. Una de ellas con una gran experiencia y recorrido por la función pública que la liga a los gobiernos locales desde 1986, la otra aspirante emerge de la coyuntura que abre Mariano González Zarur.
Entre los partidos pequeños y las candidaturas ciudadanas no se visualiza liderazgo alguno. Los tlaxcaltecas tendrán que decidir por una de entre las que aspiran, ya que, sin duda, la candidatura al Poder Ejecutivo en 2021 tiene rostro de mujer.