¿Dónde y cuándo se presentará el Plan Estatal de Desarrollo (PED) del gobierno de Tlaxcala? Han pasado cinco meses de que tomó protesta Lorena Cuellar como gobernadora de la entidad, durante ese tiempo se han realizado distintas acciones, desde cambios en la estructura administrativa, la presentación y aprobación del paquete económico hasta la promoción de la estrategia “Tlaxcala sí existe”, a pesar de éstas y otras acciones aún no se conoce el documento rector que supone orientará el desarrollo del estado en los próximos años. De hecho, el plazo para su aprobación por parte del Legislativo y su debida presentación oficial, han iniciado su cuenta regresiva, ¿quiénes lo está elaborando?, ¿por qué de la tardanza?
No se trata de puras formalidades, el PED es un documento sustantivo para el ejercicio gubernamental, mismo que debe reflejar las áreas prioritarias que se atenderán y la forma en que canalizarán los recursos para cumplir las metas y objetivos, alineando las estructuras burocráticas, es decir, las dependencias tendrán que sujetarse a las políticas, estrategias, objetivos, metas e indicadores y éstas deberán contar con indicadores de seguimiento, de tal forma que se tenga clara la misión del actual gobierno. Hasta ahora ocurrió lo contrario, el paquete económico que se expresa en el presupuesto, ha establecido la distribución del recurso público entre las dependencias y si bien pudiera ser que esté pensando en la lógica de las prioridades del gobierno, aun no queda claro cuáles fueron los motivos que orientaron esa distribución presupuestal y no está claro porque no hay PED.
Sobra decir que existen diversos diagnósticos sobre los problemas seculares que aquejan a los tlaxcaltecas, desde la pobreza hasta la precarización laboral expresada en la enorme economía informal, del rezago educativo hasta el deterioro ambiental, de la ausencia de una política de movilidad hasta los problemas de salud que estaban antes de la pandemia y que se recrudecieron en estos dos años de presencia del Covid–19. Diagnóstico hay y vastos, de tal suerte que con la información disponible se puede tener un panorama sobre la realidad de la entidad y sus municipios. De hecho, no se puede justificar que la ausencia del plan es porque aún no se tiene ese diagnóstico. Habría que recordar que también se cuenta con dos documentos rectores fundamentales: el Plan Nacional de Desarrollo 2019–2024 y la Agenda 2030 que sirven de plataforma para el impulso del desarrollo del país.
En ese sentido, resulta extraño que a cinco meses no haya plan, sobre todo porque el contundente triunfo electoral del año pasado alineó al gobierno de Tlaxcala con el gobierno de la 4T, es decir, se anunció que el triunfo permitiría la llegada de la Cuarta Transformación a la entidad y eso suponía que debería haber una coordinación casi natural entre el gobierno de México y el gobierno de Tlaxcala, por lo que las políticas y recursos estarían reproduciéndose día tras día con el sello de los programas y políticas de AMLO y es posible que esté ocurriendo, pero no se ha visibilizado como debería ser.
Al respecto, vale la pena recordar que la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo generó una enorme tensión entre el responsable inicial de su hechura, el ex secretario de Hacienda y Crédito Público y el presidente de México, en gran medida porque el plan que se elaboró no respondía a los planteamientos de AMLO, en su opinión ese borrador era totalmente inercial y no reflejaba el proyecto alternativo de nación. Dicho desencuentro terminó con la renuncia del ex secretario y el presidente tuvo que elaborar el documento rector, plan muy distinto a los presentados en las administraciones pasadas. Esa referencia pudiera estar ocurriendo en el gobierno del estado de Tlaxcala, pues en el terreno de la especulación nadie sabe quién es el responsable de su hechura y si quien lo está elaborando está actuando por inercia o si está recuperando el proyecto alternativo de nación y los planteamientos históricos de la gobernadora Lorena Cuéllar. Hasta ahora es todo un misterio, yendo en contra de la transparencia y rendición de cuentas que se supone implica la Cuarta Transformación.
En ese sentido, la gobernadora deberá exigir a los responsables del plan que en breve se dé a conocer, porque de no hacerlo seguiríamos en el terreno de la especulación y de la incertidumbre no sólo afectando el actuar del gobierno, que de por sí es dañino, sino porque estaría mandando un mensaje de que el barco está a la deriva porque los funcionarios y la propia burocracia estarían actuando según sus filias y fobias, de manera inercial, repitiendo las mismas prácticas del pasado reciente, sin atender los problemas estructurales que prevalecen en la entidad y que deberían estar plasmados en el PED.
Si bien hay acciones gubernamentales que se están realizando, es muy probable que se esté actuando atendiendo a lo urgente y no a lo importante, error que ha caracterizado a los gobiernos cuando desvían atención y recursos por la falta de una claridad sobre su misión, hecho que a la larga repercutirá en el desarrollo de la entidad. Por ello es fundamental conocer hacia dónde va el barco y quiénes deberán saltar por la borda por no compartir un proyecto de desarrollo que en la teoría debería ser de un gobierno de izquierda y progresista.