“No ha sentido miedo, aquel que no ha visto una camioneta de migración, o una deportación…” (Calibre 50, El Corrido de Juanito, 2017), dice una canción famosa entre los paisanos que viven en Estados Unidos y que a muchos les llega muy profundo. La primera vez que escuché hablar de los agentes del ICE (Inmigration and Customs Enforcement, o Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, en español) fue durante una visita a Nueva York en 2017. Acababa de entrar a la presidencia Donald Trump, llegó con su retórica que atacaba a los migrantes, sobre todo a los mexicanos, calificándolos de delincuentes, proponiendo construir un muro y deportar a todos los que no tenían papeles y su instrumento para ejecutar las redadas y deportaciones fue el ICE, la migra como es llamada por los paisanos.
Una noche, mientras escuchábamos canciones en casa de uno de mis amigos, me contó que al salir de su trabajo en las calles cercanas a su casa había visto una patrulla del ICE y que había sentido realmente terror, ya que él, por diferentes circunstancias e injusticias de la vida, no ha podido arreglar sus papeles a pesar de llevar más de 17 años en los Estados Unidos, ser un padre de familia responsable que trabaja sin parar, se levanta antes de que salga el sol para ir a su primer trabajo y regresa a veces a las 11 de la noche después de salir de su segundo trabajo, paga sus taxes (sus impuestos) y ha aportado con su dedicación a la economía de aquel país. Yo había viajado con visa de turista, estaba de visita, tenía el privilegio de tener un permiso para estar temporalmente en aquel país, pero el miedo con el que mi amigo me contó que si lo agarraban perdía todo, me hizo reflexionar en la realidad que enfrentan miles de migrantes mexicanos, pero también provenientes de otros países de Latinoamérica y de otros países del mundo, que han debido migrar de manera indocumentada hacia los Estados Unidos y que con su esfuerzo, trabajo y dedicación aportan cada día a “Make America Great”.
Hay que tener cuidado con romantizar la migración hacia los Estados Unidos, claro está. Así como hay personas que trabajan y aportan, que son honradas y honorables, también existe la otra cara de la moneda. “Hay de todo en la viña del señor”, me cuentan algunos de mis amigos cuando platicamos sobre los migrantes que han llegado. Sin embargo, la presencia de los migrantes mexicanos en aquel país no solo aporta a la economía (pensemos en los impuestos que pagan los migrantes documentados e indocumentados y que sirven para sostener diferentes programas públicos), también han aportado al sostenimiento de la sociedad con las diferentes actividades que realizan, han diversificado la cultura y están presentes en el ámbito de la agricultura, la construcción, la industria, la academia, la investigación y los servicios.
Sin embargo, el discurso anti–inmigrante estaba presente en aquel 2017. En el caso de mi amigo su mayor miedo, lo que le causaba terror, era el hecho de perder lo que había logrado para su familia, sobre todo pensando en sus hijos que habían nacido en Estados Unidos. Allá tiene su departamento que, aunque rentado, ha sido el hogar de su familia por décadas, ya que ahí también vivieron sus padres, ahí llegó la primera vez a Nueva York y ahí creció y ahora ahí vive con su esposa e hijos. La inseguridad, la inquietud ante un futuro que no es seguro, el terror psicológico con el que viven los migrantes indocumentados al escuchar las amenazas, sumado al estrés y cansancio del trabajo, la rutina en un país donde no tienes algo seguro es en ocasiones difícil de sobrellevar.
El discurso de Donald Trump mostraba ese rechazo hacia los migrantes mexicanos, sobre todo planteando el deportar a aquellos que llevaban tiempo viviendo en los Estados Unidos, y aunque las estadísticas muestran que durante su mandato el número de deportaciones fue menor que con los presidentes anteriores, la forma en que estas se llevaron a cabo fueron el principal detonante del terror entre los migrantes indocumentados. Según datos presentados por El País (“El primer Trump deportó menos que Obama…”, 18–nov–2024). En la presidencia de Clinton (dos mandatos) se deportaron a más de 12.3 millones (11.4 millones fueron devoluciones y el resto expulsiones) y en los dos periodos de George W. Bush el número de deportaciones fue de 10.3 millones (8.3 millones de devoluciones y el resto de nuevo expulsiones). Con Obama la situación comenzó a cambiar, ya que hubo 5 millones de deportaciones, pero ahora la mayoría fueron expulsiones de personas que habían sido condenadas por algún delito. La diferencia entre devolución y expulsión es el lugar donde se realiza y el momento: las devoluciones se dan principalmente en la frontera y con aquellos recién llegados, las expulsiones son de personas que llevan ya tiempo viviendo dentro del país. Durante el periodo de finales de los años 90 y principios del siglo XXI la mayoría fueron hombres solos, a diferencia de los tiempos de Donald Trump a la fecha donde además migran familias enteras, niñas y niños sin acompañantes, mujeres.
Cuando llegó Donald Trump a la presidencia en 2017, el número de deportaciones fue de aproximadamente 1.5 millones de personas, la mayoría expulsiones realizadas al interior, utilizando el criterio indiscriminado de haber simplemente cruzado la frontera de manera indocumentada, lo que llevó a la separación de familias, a lo que se sumó además el trato inhumano que recibieron las personas que serían deportadas: hombres, mujeres, niñas y niños. Al llegar Biden, el número de deportaciones se mantuvo (en su mandato se han contabilizado 1.4 millones), pero se volvió a aplicar la política de las devoluciones y las expulsiones solo de aquellos que tuvieran una razón para ser expulsados, o eso al menos se planteó en el discurso.
El 20 de enero de 2025, Donald Trump toma posesión de su segundo mandato presidencial. Los discursos anti–inmigrantes han regresado, las expresiones de odio y racismo comienzan a hacerse manifiestas con mayor fuerza y respaldadas por políticas que dejan indefensos a los grupos de migrantes asentados en los diferentes estados de la Unión Americana, incluso en aquellas ciudades que son consideradas santuario para los migrantes como, por ejemplo, Nueva York.
Las recomendaciones que dan las organizaciones y páginas dedicadas a proteger los derechos de los migrantes en caso de que el ICE, la migra, se encuentre con los migrantes muestran que se están preparando para enfrentar al fantasma de la deportación de la mejor manera. Espero que al incluirlas en este texto le sirvan a mi amigo, mis amigos y familia, sean de utilidad para los migrantes mexicanos, latinos y de cualquier parte del mundo, del sur global, aquellos que han aportado tanto a los Estados Unidos, que día a día trabajan y luchan por sus familias, pero que por azares del destino no han logrado arreglar sus papeles y permanecen como indocumentados. Las recomendaciones son las siguientes:
1.Primero, ante cualquier duda sobre sus estatus migratorios recomiendan acercarse a los abogados especialistas en temas de migración en Estados Unidos y no caer en falsos rumores.
2. Si hay una redada del ICE y los detienen en la calle, recordar que tienen derechos. No correr, no mentir en sus datos porque pueden ser usados en su contra; es mejor apegarse a la 5ta enmienda y permanecer en silencio, así evitarán incriminarse ¡Es un derecho!
3. Si el ICE toca la puerta de su hogar no abrir, a veces utilizan el presentarse como la policía, asegurarse de que realmente es la policía y no es el ICE. La única forma en que pueden entrar a su hogar es con una orden válida y firmada por un juez. Se puede pedir que la pasen por debajo de la puerta
4. En caso de ser detenidos, tratar de permanecer en calma a pesar del miedo, solicitar de inmediato el hablar con un abogado/abogada.
5. No firmen nada, siempre revisen bien los documentos que les muestran o les entregan. Si no hablan inglés pidan que los apoye un intérprete, pueden solicitar la traducción de esos documentos y que sean revisados por un abogado/abogada.
1.En el caso de aquellas personas que tienen una familia, que tienen a sus hijos, también hay algunas recomendaciones específicas que se han compartido, como las siguientes:
2. En caso de tener hijos, sobre todo pequeños, se recomienda que identifiquen a una persona de confianza y cercana que pueda encargarse de ellos y cuidarlos en caso de una detención.
3. Preparar su hogar ante una posible intervención del ICE. Coloquen sus documentos personales, aquellos que están relacionados con sus finanzas, con sus ahorros en un lugar seguro y que sus familiares o personas de confianza sepan en donde están.
4. Traten de memorizar por lo menos un teléfono en caso de alguna emergencia, alguien de confianza a quien le puedan llamar.
Tener el número de algún abogado que conozca su caso para poder marcarle de inmediato.
Y si en algún momento llegan a ser testigos de una redada o de una detención, recuerden que pueden grabar las acciones, siempre y cuando no interfieran con las actividades de los agentes del ICE, recuerden tomar nota de los nombres o de los detalles del actuar de los agentes, todos estos datos pueden ayudar a una persona en su caso de inmigración.
Hay algunas organizaciones que en la ciudad de Nueva York apoyan a los migrantes y han estado compartiendo información sobre qué hacer ante los tiempos complicados que se acercan, algunas de ellas son: Mixteca Organization, Make the Road New York, Coalición Mexicana. En casi todos los estados y ciudades de la Unión Americana podrán encontrar organizaciones de migrantes que les brinden orientación, algunas tienen páginas de Facebook, de Instagram, de TikTok y la mayoría se han preparado para esta situación. También los consulados mexicanos tienen algunas herramientas y recomendaciones en sus páginas de internet, de Facebook, aunque recomiendan descargar la app MICUNSULMEX la busqué y no está disponible, pero alguna de sus opciones podrá funcionar.
El fantasma de las deportaciones ronda nuevamente las calles de las ciudades y poblaciones de Estados Unidos, pero con información, trabajando en conjunto academia, organizaciones, instituciones de gobierno y comunidad, se logrará hacer frente a las amenazas del nuevo gobierno.
Espero que este texto le sirva a mi amigo, a todos mis amigos y familiares, o a las personas migrantes que viven en Estados Unidos, a cualquiera que necesite saber un poco más de los tiempos que se acercan para los familiares que tiene del otro lado de la frontera. “… La vida no es fácil y menos acá, lo que dicen no es cierto…” (Calibre 50, El Corrido de Juanito, 2017). Continúa sonando la canción en la casa de mi amigo, y seguimos platicando de lo “cabrona” que está la cosa por allá.