Con la reforma de 1985 el cabildo se convirtió en una asamblea de pueblo en la que los habitantes tienen representación en las figuras de los regidores, sólo que estos son de diferente origen: hay de mayoría, de representación proporcional y de pueblo.
Tulio Hernández, a propuesta de Raúl Olmedo, crea el cuarto nivel de gobierno convirtiendo las agencias municipales en presidencias municipales auxiliares y regidurías de pueblo. Los ayuntamientos crecen exponencialmente.
La iniciativa mantiene el espíritu de servicio, el agente municipal transformado en regidor quedó atrapado en la idea de que lo más importante en el nivel más cercano a la gente debería ser por prestigio.
En razón de que los pueblos consideran que las transferencias de recursos públicos que hacen los gobiernos federal y estatal al ayuntamiento se quedan en las cabeceras, varios de ellos comienzan un movimiento para ser reconocidos como municipios.
Ante la presión de los pueblos, el gobernador José Antonio Álvarez Lima envía en 1995 una iniciativa para dar esa categoría a 16 pueblos y a fin de evitar el contagio, transforma el cuarto nivel de gobierno como presidencias municipales auxiliares.
La iniciativa apunta: “Con la nueva figura política y administrativa de las presidencias municipales auxiliares se busca un traslado real y oportuno de los recursos para que las obras y acciones sean planteadas y ejecutadas donde se necesitan.”
“La mayoría de los problemas se resuelven en el lugar donde aparecen y por las autoridades más cercanas, de tal manera que las personas no tengan que viajar a ningún lado, ni tengan que reclamarle a nadie más que a la autoridad más cercana.”
Las agencias municipales se convierten en presidencias municipales auxiliares con atribuciones y recursos propios, que en los hechos las convierten en ayuntamientos, solo que sin contrapesos, lo que les permite ser el poder de decisión en los cabildos.