La artista visual Dani Bom! ha hecho de los muros un territorio para la memoria colectiva, la identidad y la expresión libre. A sus 34 años de edad, la creadora tlaxcalteca transforma espacios públicos con murales que nacen del diálogo con la comunidad. “Al final, es arte público, y estamos ocupando las calles. Eso es importante por muchas razones”, afirma.
Estudió Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), donde fue parte de la primera generación. Aunque comenzó pintando en formatos pequeños y explorando el arte interdisciplinario, su camino cambió hace cinco años con el arte urbano. “Fue en 2020 cuando empecé a hacer más proyectos de murales. Primero colaborando, hasta que un proyecto mío fue seleccionado en Mujeres en el Arte y la Cultura. Ahí hice tres murales y empecé a moverme de forma independiente”, cuenta.
Desde entonces ha trabajado tanto en colectivo como de forma autogestiva, sumándose a procesos en Tlaxcala y otros estados. Uno de sus primeros proyectos sobre empoderamiento femenino en el estado le ayudó a descubrir el impacto real de intervenir el espacio público.
Ha formado parte de colectivos como Las Hembras Malas que Pintan, y actualmente trabaja de forma independiente. Su obra gira en torno a temas como la identidad, la introspección y el vínculo con la naturaleza. “Me gusta escuchar las historias del lugar que vamos a intervenir y plasmar lo que a la gente le gustaría ver”, dice.
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Para Dani, el arte urbano no solo es una forma de expresión, sino también una herramienta política y comunitaria. “El trabajo de las artistas mujeres ha sido invisibilizado. Estar en las calles cambia esa narrativa. Nos hemos topado con muchas anécdotas de mujeres que, al vernos pintar, se sienten inspiradas a acercarse al arte”, asegura.
La participación comunitaria es esencial en su proceso. Ha colaborado con infancias, personas adultas y mujeres privadas de su libertad. “Trabajé en el Cereso de Apizaco y fue una experiencia muy fuerte. Cada territorio tiene sus propias problemáticas y preocupaciones. Por eso hay que escucharlo todo antes de pintar”, afirma.
Además de los murales, Dani Bom! desarrolla procesos en otras disciplinas visuales. Parte de sus inquietudes nacen de su contexto: “El hecho de ser mujer, ser artista y ser de Tlaxcala está siempre en lo que creo. Me interesa hablar desde lo propio y lo colectivo”.
Considera que ser artista visual implica asumir una responsabilidad social. “Estás expuesta, en un estado de vulnerabilidad y, a la vez, eres responsable del mensaje. La imagen que va a ver la comunidad es para todos”, afirma con firmeza.
Para Dani, romper con la idea elitista del arte es fundamental. “Tenemos la concepción de que el arte solo está en los museos. Pero el arte callejero permite que todos participen. La gente pierde el miedo y hasta lo puede usar como una herramienta de autoconocimiento”, señala.
Una constante en su trabajo es la conexión con los espacios que habita. No impone, pregunta. Escucha. “Es importante que todo sea contextual. Qué dice el espacio, qué necesitan las personas que viven ahí. Todo eso se refleja en el mural”, comenta.
Actualmente, Dani Bom! prepara un taller en el Centro de las Artes de Tlaxcala, donde compartirá técnicas de arte urbano, desde el uso del color hasta herramientas como el stencil y el pastel. “Queremos que la gente pierda el miedo al gran formato y se anime a intervenir colectivamente el espacio público. A través del juego, de la convivencia, también generamos placer”.
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