“En sentido figurado es un soñador; en sentido estricto, un pendejo”: Hiriart.
El fin de semana, en mi escritorio se acumularon tres libros: Los retos que enfrentamos de Felipe Calderón (Penguin Random House, México, 2014), Gobernanza y gestión pública de Luis F. Aguilar (FCE, México, 2006) y El águila y el gusano de Hugo Hiriart (Penguin Random House, México, 2014).
Tomo el libro de Aguilar porque necesito tener más o menos claro el concepto de gobernanza, sobre todo porque ahora todo el mundo lo utiliza en el ámbito de las políticas públicas, y requería distinguir el proceso por el que los actores del gobierno, del mercado y de la sociedad civil diseñan el futuro deseable, sobre todo después de la crisis del sistema político mexicano, que comienza en 1988 y todavía no se le ve fin.
La interacción de lo público (Estado), lo privado (mercado) y lo voluntario (sociedad civil) en la incorporación de los temas de la agenda, la definición de los problemas, la selección de opciones de solución a esos problemas que permita diseñar una agenda social común para lograr un mejor bienestar social, es lo que define la gobernanza que va más allá de lo que identificamos como gobierno.
Aguilar me detuvo de la página 35 a la 136, y como una forma de descanso, cambio la teoría por la práctica, por la realpolítik que podía encontrar en el libro del ex presidente Felipe Calderón, sobre todo porque el subtítulo resulta sugerente: “Los problemas de México y las políticas para resolverlos”, en la introducción el autor se compromete a “presentar un esquema general de los principales desafíos que vivió como presidente de la República y las políticas públicas, esto es, las acciones, los programas y la normatividad que permitieron enfrentarlos y resolverlos bajo la perspectiva del Desarrollo Humano Sustentable” (p. 10).
Todos los capítulos tienen un mismo esquema: una síntesis del problema que encontró al llegar a la Presidencia, las políticas que aplica y las sugerencias que hace para atender “los retos del futuro”. Por vicio me fui hasta el capítulo “VII. Avances en Educación”, para mi sorpresa, el diagnóstico, lógicamente es muy general, pero se concentra en el problema de la calidad en la educación básica y en la falta de información del sistema educativo nacional.
Me fui de espaldas cuando leí los retos del futuro, porque Calderón recomienda exactamente lo que está haciendo Enrique Peña Nieto, pero lo que más sorprende es que todo lo que escribe que debe hacerse es lo que, no sólo no pudo hacer, sino que contribuyó para que se ampliaran por SU “cuasi compadrazgo” con Elba Esther Gordillo.
Para descansar, tomé a Hiriart, cuyo primer capítulo: “El noble arte de la oratoria parlamentaria”, ofrece un diálogo entre un político y su asesor, quien lo escucha y como cualquier persona común, encuentra que los políticos al hablar no dicen nada, pero para ellos, eso es lo importante, consolidar una imagen de la realidad que no existe, pero que han construido en su narrativa. La política no tiene que ver con la realidad sino con el argumento.
El capítulo 2 “Laudator temporis acti” es la entrevista entre la dueña de un spa y un interrogador llamado Bolos, para qué, ¿quién sabe?, pero a estas alturas uno queda sorprendido de que la novela sea una serie de capítulos dialogados. –¿Una novela dialogada? ¿Un diálogo no–velado? Es domingo y son las 5 de la tarde.
El huevo del avestruz es el tercer diálogo. Es la primera vez que sé que el huevo de avestruz sirve para una limpia, “como es más grande, le cabe más ponzoña de la que se va sacando” (p. 31) La Güera Peñaloza le pide a Calixta si le puede conseguir una sirvienta y ella le ofrece algo mejor ¡Una esclava!, porque “la pobre gente anda desesperada y se vende de esclava.”
En la limpia, la Güera Peñaloza se muere y Calixta llama al Pifas para “desaparecer la evidencia”, pero como la Güera es amante del político Valdivieso, pone a su asesor para que la busque, lo que le lleva a contratarse por un grupo delincuencial encabezado por el Epazote Chacón, quien tiene como lugarteniente al Feto: “porque en efecto parece no sólo inacabado, sin terminar de crecer, sino que se joroba más al andar y sus ojos son saltones, como los de un embrión” (p. 38). Valdivieso contrata al investigador Zamudio Ampundia, quien después de un tiempo le informa que posiblemente la Güera fue asesinada por un político del que investigará la identidad, sin saber que es su contratante. El primer reporte hace que Valdivieso decida no continuar la búsqueda.
Calixta intranquila por el cuestionamiento de Bolos, se entrevista con Campuzano –asesor de Valdivieso–, a quien le cuenta de la entrevista, pero el asesor le propone no preocuparse porque regresará ya que no ha logrado lo que quiere, mientras Calixta le cuenta a su hija de la muerte de la Güera y sobre todo que no ha salido nada en los noticieros, ni en los periódicos, y el remordimiento la lleva hasta el confesionario del padre Viriato.
La tensión aumenta hasta que Calixta sufre “un ataque, se privó”, porque se le apareció el fantasma de la Güera que no estaba muerta, sino que le había dado una especie de ataque de narcolepsia y el Pifas la había dejado tirada en la sala de un cine, de donde revivió.
Una vez que Valdivieso deja de interesarse por la muerte de la Güera, Campuzano considera que puede dejar la gusanera del Epazote Chacón, dejar la jefatura de prensa, comunicación social, solo que es informado que únicamente con las patas por delante, puede salir. Acude a Lili, un gay cercano al Epazote.
No sale de una, cuando a la Güera le informan que el Epazote realizará una ejecución pública en, ni más ni menos que uno de sus ex, el Chato Ordorica. Se hace presente Bolos y le dice que ella es la única que puede salvar al futuro ahorcado. Bolos le había hecho la propuesta de comprar su casa en mucho más de lo que vale, por lo que pide a Campuzano que le ayuda a averiguar por qué.
Ahí concluye la primera parte: “El año de la obsesión por los conejos”, que va de la página 15 a la 96 y tiene como tema central a Calixta la dueña de un Spa que es donde sucede la muerte y resurrección de la Güera Peñaloza, segundo frente de Valdivieso, un demagogo. La banda de malhechores que controla todo el bajo mundo es llamada la gusanera, de ahí deriva, supongo, la parte del título “y el gusano”, pero me equivoco porque en el diálogo de la página 111 se lee: “Calixto. Conchita Suazo, que le dicen la Quesadilla, natural de Gusano, Tlaxcala”. ¡El gusano es un lugar y está en Tlaxcala! No la chifles Hiriart.
El segundo capítulo “pájaros napoleónicos” comienza con la develación de una amenaza que ha hecho Upulero a Montejo: “Hay que arrancarle la lengua y cortarle las manos a ese puerco rabón” y transcurre en las confidencias entre Campuzano y Calixta, hasta llegar a concretar una invitación a comer por parte de Upulero a Canudas que se convierte en un “viaje”.
En el tercer capítulo, “Gordos ilustres”, Campuzano escucha decir a Valdivieso que una anciana afanadora tiene un “sentido de beatitud” y a través de una voz le ha hablado dios, reconociendo que en su vida pública ha sido “un puerco”. La afanadora platica la experiencia y no sabe qué hacer porque cree que el Bofe o la Nalga, que es como llaman los subalternos a Valdivieso, ha enloquecido. Mientras en el spa se descubre un mural de afamado pintor que vale muchos pesos.
En el cuarto capítulo, “Escenas de la vida de provincia”, la burguesía pregunta: “¿Cómo avanza en las cámaras la iniciativa de castigo bajo pena de cárcel sin derecho a fianza a todo audaz que intente de cualquier modo investigar, solapada o estentóreamente, los orígenes de enriquecimiento inexplicable, lavado de dinero o prevaricación de cualquier género entre políticos de mediano y alto rango? Aprobada por aclamación unánime y con ovación de pie y gritos de entusiasmo vehemente…” Intentan matar a Valdivieso y a Calixta, el primero por su conversión y a la segunda por ser propietaria del mural.
En el quinto capítulo, “Mira al hombre que repta”, los amenazados son recibidos en su hotel de Tabasco con una amenaza: “Ya fueron juzgados y sentenciados, fuera de Botarate antes de tres días o les damos pinole. Además chinguen a su madre” y concluye con Valdivieso y Campuzano dialogando en una cárcel, similar al comienzo.
Con la lectura casi simultánea de Gobernanza y gestión pública de Aguilar, Los retos que enfrentamos de Calderón y El águila y el gusano de Hiriart, me surge la duda, Felipe Calderón es: ¿águila o gusano?