El gran perdedor de las elecciones del domingo 4 de junio fue el régimen democrático en ciernes; si para ganar elecciones se tiene que comprar, intimidar y acarrear a los electores, el triunfo debe saber más a derrota. Los discursos triunfalistas del PRI no hacen más que confirmar que aún no comprenden el daño que le hacen al país al seguir promoviendo prácticas antidemocráticas. Los casos del Estado de México y Coahuila son ejemplos notables del grado de deterioro del sistema electoral, la vieja esperanza de que el voto cuente y se cuente y que éste sea producto del pleno ejercicio de la libertad está, al menos por hoy, cubierta de lodo. Veamos algunas lecturas del domingo negro.
El triunfo del PRI en el Estado de México: aun con todos los recursos económicos, políticos, mediáticos y de la guerra sucia, apenas obtuvo el triunfo con una diferencia de poco más de 2 puntos porcentuales, es decir, por más dinero, trapacerías, manipulación y uso del gobierno federal y estatal, apenas ganaron. Enrique Peña Nieto gastó mucho para obtener muy pocos votos, le salió muy caro al partido en el poder mantener esa entidad; el PRI tuvo en términos generales una caída del 50 por ciento de votos a favor en relación con la elección anterior para gobernador, le alcanzó para ganar, salvo que los tribunales digan lo contrario, pero en realidad su influencia política disminuyó drásticamente en la tierra donde soporta su poder político a nivel nacional; según los datos, de cada 10 electores que acudieron a votar, siete votaron en contra del partido tricolor, lo que confirma el rechazo colectivo hacia el partido. Serán gobierno, pero estarán siendo permanentemente cuestionados, Alfredo del Mazo, no podrá cumplir con las promesas de campaña porque muchas de ellas son sueños guajiros, no cuajaron ni siquiera durante el proceso electoral, los bonos rosas se marchitarán antes de lo previsto; suponer que la ciudadanía votó por la continuidad, la estabilidad y por Peña Nieto, es una falsedad, ¿cuántos empleados y ciudadanos fueron a votar con plena libertad?, las pruebas hablan por sí mismas, muchos fueron obligados o comprados. Estos últimos con tarjetas, que parafraseando a un colega, tan mal está el PRI que ahora compra votos a crédito; en materia económica habría que recordarle al secretario de Hacienda que su lectura de los mercados deja mucho que desear, afirmar que los mercados financieros votaron en contra del “populismo que representa AMLO y Morena” es absolutamente falso, primero porque los mercados no votan; segundo, durante este sexenio el peso se ha devaluado de forma constante, basta observar una gráfica del comportamiento del tipo de cambio para confirmar que es durante el regreso de PRI que la moneda nacional se ha devaluado, a ello debe sumarse el crecimiento de la deuda, el gasolinazo y su efecto inflacionario, este último que ha provocado que antes de la elección la inflación superará el 6.1 por ciento. En suma, la situación económica que aumentó la pobreza depende en muchos sentidos de las políticas económica, monetaria, fiscal y social que ejecuta el gobierno de Peña Nieto, y poco tienen que ver con el resultado de una elección, al menos por ahora; el cuestionado triunfo del PRI en el Estado de México no significa que ahora sean más competitivos en 2018, siguen estando en la tercera posición, muy alejados de Andrés Manuel López Obrador y el PAN, y finalmente aunque vociferen los miembros del gabinete, que el comprado triunfo del Estado de México es un rechazo al “supuesto populismo autoritario”, la realidad es que Morena casi les saca el triunfo, un partido de reciente creación, les metió un susto y pese a que lo ideal para el líder de la izquierda es que la maestra Delfina hubiera alcanzado el triunfo, el 30 por ciento obtenido es un excelente aliento para lo que ocurrirá en 2018. Morena ganó al apuntalar su proyecto político, lo que tira por la borda la falsa hipótesis de los priistas, AMLO sigue siendo el rival a vencer, les guste o no.
Para el caso de Coahuila, el PRI logró lo imposible, que todos los partidos opositores, los independientes y hasta AMLO, se sumaran en su contra. Según los datos del Instituto Electoral, el tricolor mantiene ventaja sobre el candidato de la alianza PAN–PRD, sin embargo, las oposiciones han desconocido el resultado hasta el grado que se ha solicitado la anulación de los comicios. Sin duda y como generalmente ocurre, los tribunales validarán la elección, pero el punto es que partir de ahora el PRI perderá las elecciones presidenciales en esa entidad en 2018; el sospechosísimo deja a los priistas con un saldo rojo, se otorgará constancia de mayoría al candidato tricolor, pero la factura y cheque al portador serán endosados en unos cuantos meses en su contra.
El PRI ganó dos de tres gubernaturas, las dos impugnadas y en el total descredito, un error político de Enrique Peña Nieto y Enrique Ochoa fue suponer que ganar ahora era ganar 2018; en efecto, con trapacería lograron lo primero, pero el desaseo y los recursos gastados ya le están cobrando la factura, su apuesta sólo sirvió para increpar aún más a una ciudadanía que en general votó en contra del PRI, error de cálculo. En general siguen reprobados.
Entre tanto, estudios recientes confirman una vez más que el poder de los sentidos está en relación directa con la felicidad. Ver para creer.