El 19 de noviembre se conmemoró el Día Internacional del Hombre que, entre otros, tiene los siguientes objetivos: Promover modelos masculinos positivos, los cuales deben avanzar hacia la erradicación de la violencia que los hombres ejercemos sobre las mujeres, generar una distribución más equitativa en los trabajos del hogar y de cuidados, así como distribuir de igual manera el poder público; celebrar las contribuciones positivas de los hombres y centrarse en el cuidado de la salud y el bienestar social, emocional, físico y espiritual de los hombres.
Esta fecha no debe ser motivo de felicitación a los hombres, sino un momento de análisis mediante el cual veamos si las políticas públicas promueven objetivos como los señalados y si los hombres, en los distintos espacios de nuestra vida, estamos avanzando en la vivencia de una masculinidad que tenga como esencia el rechazo a la violencia ejercida hacia las mujeres, las niñas, los niños, las personas ancianas y hacia otros hombres a quienes consideramos inferiores.
Rememorando diversas noticias, estadísticas y hechos ocurridos en el estado de Tlaxcala, podemos señalar que el Día Internacional del Hombre no tenemos nada que celebrar. Empezando por recordar el hecho de que a inicio de este mes se hizo pública la detención de un estudiante quien explotaba sexualmente a una compañera de escuela, ambos menores de edad. Otro caso que demuestra el nivel de violencia que los hombres ejercemos hacia las mujeres es el de María Fernanda, quien fue rociada con gasolina y quemada viva por su expareja en el municipio de Huamantla.
Pero esos hechos no son aislados, más bien responden a una cultura patriarcal donde los hombres seguimos considerándonos dueños de los cuerpos de las mujeres, que podemos ponerlos a nuestro servicio, explotarlos o matarlos si no responden a nuestros mandatos y nuestros deseos. Una cultura patriarcal en la que las instancias de gobierno mantienen la impunidad ya sea por ignorancia, por corrupción o por franca negación de la realidad, cuando sabe que los problemas ahí están, a plena luz del día, como la explotación sexual de mujeres en la llamada Vía Corta o las redes que operan en diversos municipios del estado.
Es verdaderamente grave que en las escuelas se esté dando el enganche de menores de edad para la explotación sexual. Tan solo este debería llevar a que el gobierno del estado de Tlaxcala deje de negar la realidad o de sólo impulsar campañas informativas que no contribuyen a la transformación de la masculinidad violenta.
Es urgente que se implementen las estrategias de prevención establecidas en el Programa Estatal contra la Trata de Personas, particularmente en el objetivo 1.3 que establece “Impulsar una cultura de prevención de la violencia de género y la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual en escuelas preescolar, primarias, secundarias y de nivel medio superior en el estado de Tlaxcala.”
Y cuyos indicadores de impacto son los siguientes: “en 2027 el 100 por ciento de las escuelas de preescolar, primaria, secundarias y medio superior tendrán implementadas acciones de prevención a través de programas especializados o a través del modelo de aprendizaje por problema.
“El 100 por ciento del estudiantado de las escuelas del nivel preescolar, primaria, secundarias y medio superior donde se implementan acciones, muestran avances significativos respecto al conocimiento de la violencia hacia las mujeres y la forma de operar de las redes de tratantes, causas y consecuencias de la trata de mujeres y niñas, reconocen el consumo como factor de la trata y desarrollan actitudes para prevenir ser enganchadas como víctimas, tratantes o consumidores por las redes de trata.”
Se acerca ya el 25 de noviembre y desde ya señalamos que se requieren acceso a la justicia y protección real para las víctimas, sanción penal y sanción social para los violentadores, y se requieren –como hemos insistido desde la sociedad civil y la academia– políticas públicas que, a lo largo de toda la vida escolar, transformen la masculinidad violenta en la que los hombres vamos siendo criados.
Por lo pronto, ante tanta violencia hacia las mujeres en Tlaxcala, el Día Internacional del Hombre, no hubo nada que celebrar.