Mientras en Tlaltelulco la población ha tenido que enfrentar despojo por parte inmobiliarias, lo cual ha puesto en riesgo a la agricultura; en Tetlanohcan, la tala clandestina y la extracción de arena y piedra es una “situación incontrolable”, con respaldo de autoridades; además de que el Estado ha obstaculizado el cuidado y manejo adecuado del Área Natural Protegida en La Malinche, denunciaron comunidades, colectivos y Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC).
En la antesala de la Cuarta Asamblea Nacional por el Agua y la Vida (Anavi) a celebrarse este 23 y 24 de marzo en Tlaltelulco, diversas agrupaciones expusieron estas y otras problemáticas que afectan a pueblos originarios y a su entorno.
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Puntualizaron que en las comunidades tlaxcaltecas hay sobreexplotación de pozos de agua a través de la instalación de industrias y que los ejidos de cultivo son vendidos a bajo costo a empresas inmobiliarias “que no tienen ningún tipo de regulación”.
Reprobaron que las transnacionales “con sus energías verdes llegan a privar a la población de las lluvias para las cosechas”, porque estos “proyectos de “desarrollo” contaminan el suelo, el aire y el agua que llega a los ríos, lo cual daña la salud de las y los habitantes.
También reprocharon a empresarios y a “familiares de gobernantes”, que inviertan en turismo, “en torneos de voleibol y en los mal llamados pueblos mágicos que lo único que hacen es desplazar a los habitantes originarios, estableciendo hoteles que acaparan el agua, las tradiciones y costumbres de pobladores se convierten en mercancías de turísticas”.
En el municipio de La Magdalena Tlaltelulco indicaron-, la población se ha tenido que enfrentar a situaciones de despojo por parte de inmobiliarias, “y más peligroso aún, al autoritario y violento” que arrebata a la comunidad ejidal sus pozos de agua.
Dijeron que esas acciones ponen en riesgo “su única fuente de subsistencia que es la agricultura, pero también la vida comunitaria con sus dinámicas y formas de organización propias y autónomas”.
En el caso de San Francisco Tetlanohcan, subrayaron que el bosque de La Malinche “ha sido afectado severamente desde la década de 1990, por la tala clandestina y la extracción de arena y piedra”.
La introducción de motosierras, camionetas de carga y, sobre todo, “el respaldo de presidentes municipales a los taladores”, ha provocado que se convierta en una “situación incontrolable, sobrepasando a la organización de los propietarios legítimos”, acentuaron.
Consideraron que el papel del Estado, a partir de la declaración de La Malinche como Área Natural Protegida, “ha sido el de obstaculizar el cuidado y el manejo del bosque, por parte de propietarios y pobladores; “disputándose entre dependencias, taladores y personajes políticos de la comunidad los bienes comunes”, hecho que afecta al territorio y al ecosistema, principalmente mantos acuíferos y pozos de agua de las poblaciones cercanas.
“Por eso, defendemos a los bosques de las motosierras, de los carros que se llevan la piedra y tierra, de los técnicos e ingenieros del gobierno y sus malas prácticas; de caciques formados por partidos políticos; de empresas madereras y constructoras; de inmobiliarias y gasolineras; de las transnacionales, que ven como mercancías a nuestras ramas y raíces; lagos, manantiales y ríos; a nuestra tierra, y a nuestra vida”, indicaron.
Recalcaron que sus territorios “resisten ante las dinámicas de despojo capitalistas” y precisaron que, desde su nacimiento, la Anavi se declaró anticapitalista, antipatriarcal y antipartidista, autónoma y autogestiva, por lo que reprueba cualquier acto de violencia, discriminación, racismo y/o proselitismo.