El Poder Legislativo de Tlaxcala estará por vivir una desbandada, quizá la mayor de su historia, porque alrededor de 17 de sus integrantes están con la idea de participar como candidatos en los comicios del próximo 6 de junio.
La mayoría de ellos contendería por una alcaldía, pero otros más buscarían su elección continua o reelección, por lo que esa decisión –y el derecho constitucional que les asiste– podría traer consigo muchos dolores de cabeza y hasta visos de ingobernabilidad al interior del Poder Legislativo.
Aunque los diputados deberán separarse del cargo a más tardar el próximo 7 de marzo –90 días antes de la jornada electoral, de acuerdo con el mandato constitucional para estar en condiciones de contender por el cargo de presidentes municipales, diputados locales y federales–, la desbandada podía empezar ya.
Algunos congresistas piensan adelantar el momento de la presentación de su licencia, por así convenir a sus propios intereses y estrategias, en especial aquellos que están por participar en los procesos internos de sus partidos en la búsqueda de alcaldías.
Esa decisión y la manera de atenderla tendrá que ser procesada al interior de la Junta de Coordinación y Concertación Política y de la mesa directiva del Congreso, pues existen versiones al interior de la LXIII Legislatura que hay quienes piden actuar con pasividad y negligencia.
Algunos de los aspirantes a candidatos quieren la emisión de un acuerdo por el que se impida el arribo de los diputados suplentes mientras duran los tres meses de las licencias, con la finalidad de que los actuales congresistas vayan a campañas sin perder las canonjías de las cuales tienen derecho, como salarios, prestaciones y, sobre todo, los millones de pesos que reciben para gestión o ayudas sociales.
Lo anterior aderezado a que la mayoría de los congresistas no tienen buena relación con sus compañeros de fórmula, pues una vez que inició la presente Legislatura, ellos fueron relegados y hasta olvidados por los propietarios.
De proceder la exigencia, no sería la primera ocasión que el Legislativo recurriría a una y 100 acciones legaloides para impedir la unción de los suplentes, salvo que, de concretarse el número estimado de diputados que pedirán licencia, el Legislativo estaría condenado a la parálisis parlamentaria y al fracaso legislativo por la desbandada electoral que ya se avizora.