Domingo, abril 20, 2025

Denominación de Ixtenco como Pueblo Mágico debe contribuir al empoderamiento campesino y a respetar la memoria histórica: Hernández

El especialista Cornelio Hernández Rojas aseveró que en la reciente denominación a Ixtenco como Pueblo Mágico por su maíz nativo, “no solo se vea lo que puede ser un producto turístico“, sino uno que contribuya al empoderamiento de campesinos, al respeto de la memoria histórica de este pueblo y a mantener en buen estado la salud humana.

El pasado lunes, el gobierno estatal dio a conocerlo que este municipio cumplió con todos los requisitos de la convocatoria para obtener este  nombramiento, a través del documento que detalla el atractivo simbólico de este lugar, elaborado por el propio Hernández Rojas.

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Sobre esta distinción otorgada por la Federación, el también antropólogo y productor de maíz refirió que esta categoría se Pueblo Mágico debe ser aprovechada para valorar a los custodios de los maíces nativos y para desarrollar un turismo rural.

En cuanto a los recursos federales que se asignarán a Ixtenco por ostentar esta denominación, consideró que deben diversificarse y vigorizar la actividad del campo, pues si no empodera a los agricultores, no se fortalece el argumento principal por el que se haya obtenido este nombramiento.

Dijo que ese dinero no solo debe ser canalizado a imagen urbana, pero que en caso de programar trabajos arquitectónicos, “ojalá se respeten” los estilos tradicionales locales, porque un ejemplo claro es Huamantla, cuando obtuvo esta nominación fueron restituidos el piso del zócalo y las banquetas del primer cuadro, que eran de piedra, por adocreto.

“Eso no es respetar a los pueblos ni a su memoria histórica“, expresada a través de formas de organización y arquitectura; además, en el caso de Ixtenco, se debe hacer algo por la lengua otomí o yumú, pues hay escuelas bilingües, como una primaria con 33 años en funciones, pero a la fecha “no hay un solo hablante egresado de ahí”, como resultado de políticas mal planificadas y, en consecuencia,  de dinero incorrectamente invertido, subrayó.

Asimismo, expresó su preocupación porque el campo “está siendo abandonado”, pues la juventud ya no quiere trabajarlo por diversas razones, pero algunas de las principales son por el precio bajo en que se pagan los maíces, ya que no permiten mantener una calidad de vida digna, y por el menosprecio al campesino y a su actividad.

Por ello,  confió en que este nuevo nombramiento sirva para que se apliquen políticas públicas que eleven las condiciones de vida de los agricultores a través de mejores ingresos, no solamente de aquellos que se involucren desde el punto de vista turístico, sino en general.

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Mencionó que los campesinos deben darde cuenta que son poseedores “de todo un tesoro, de este patrimonio de los mexicanos, que además es lo único que puede sustentar una autonomía alimentaria”.

Instó a los agricultores a no sentirse devaluados, sino lo contrario, porque son especialistas “en muchas cosas, son genetistas al hacer trabajos de mejoramiento; conocen el comparativo del clima, sabe diferenciar tipos de suelo y seleccionar semillas, conocen diversas recetas para elaborar alimentos, tienen conocimientos diversos”.

Remarcó que esta denominación también debe impactar en las comunidades campesinas y en el desarrollo de un turismo rural que dé oportunidad a visitantes de conocer la planta de maíz y el proceso de cultivo, pero deben involucrarse más personas, para que sea en beneficio de todos y no solo de unos cuantos o de un grupo; “que la población sea escuchada”.

El especialista acentuó que los maíces no son propiedad de nadie en especial, son un bien comunitario” y exhortó a la comunidad a redoblar esfuerzos ante este reconocimiento y a comprometerse.

Al enfatizar que el maíz es el símbolo identitario más importante para la población, resaltó la historia milenaria de Ixtenco y de la domesticación de este cultivo por parte de otomíes, quienes aprovecharon la ubicación geográfica del municipio, al pie de La Malinche, justo en medio del abanico mayor de escurrimiento de agua de este volcán.

Es el pueblo único con un colorido de maíz, todo el que pudiera existir en el mundo está reunido en este lugar del estado de Tlaxcala, en aproximadamente cinco mil hectárea agrícolas, y ha sido conservado por antepasados, puntualizó.

Realzó el uso artesanal de los maíces en cuadros, alfombras, y otros, para aprovechar la diversidad de colores; aunado a su incorporación a la gastronomía, sobre todo en la elaboración de ‘atole agrio’ a base de este grano con tonalidad morada, el cual es parte de la identidad y la bebida principal.

Hay hablantes de otomí que afirman que Ixtenco quiere decir “atole agrio en festividad”, pues Ix significa agrio; ten, atole, y co, festividad; “que no es lo que nos asignan desde el centro, desde el náhuatl, que lo traduce como “desde la orilla o enfrente de”, concepto que “no es aceptado” por las y los habitantes oriundos.

Destacó las propiedades que los científicos han descubierto en el caso de esta bebida fermentada, pues aporta nutrientes al organismo humano, entre otras que han sido estudiadas. “En todos los ámbitos de la vida de este municipio, el educativo, el político y el cultural, el tema es el maíz”, recalcó.

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