Evaristo Lara Sampedro, vecino aledaño a la cuenca Atoyac-Zahuapan en la zona sur del estado, demandó a las autoridades acciones para resolver la contaminación del río y “no palabras”, como exigir a las industrias contaminantes la instalación de plantas de tratamiento de agua.
El agricultor expresó su preocupación durante el Primer Foro Regional “Diálogo entre Comunidades, Academia y Gobierno sobre la Problemática Multidemensional de Contaminación de la Cuenca del Alto Atoyac”, que se realiza del 12 al 14 de este mes en la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx).
Aseveró que las palabras de las autoridades competentes participantes en este evento “son muy bonitas, pero ya lo están mirando y lo estamos viviendo, no son cuentos, todos los que estamos cerca del río Atoyac, ya no se aguanta esa peste, ese olor, esa es la realidad”.
Señaló que es tiempo de que los campesinos defiendan directamente su entorno y que se den cuenta de lo que les perjudica, “porque nada más son pláticas, y no es para que se vayan a ofender” los representantes de las instituciones gubernamentales, “lo que queremos es trabajar, acción”.
De qué sirve tener río y agua -resaltó- porque en lugar de representar un beneficio “nos está perjudicando, no nada más a nosotros, sino también a las personas de las ciudades, pues el campo de zona de la cuenca es el que abastece a todas las poblaciones.
Por eso, puntualizó que los habitantes de otros lugares creen que no reciben la contaminación de este cuace, pero es todo lo contrario. “Lo que debemos hacer es echarle ganas, qué caso tiene que estemos ahorita, mañana y pasado con las mismas pláticas, lo que queremos es ya trabajo, pues las fábricas grandes son la que están dañando”, insistió.
El campesino requirió a las autoridades encargadas del medio ambiente en el país que exijan a las empresas contaminantes establecidas en la cuenca del Alto Atoyac la instalación de plantas tratadoras de agua, para frenar el deterioro a los recursos naturales.
Citó que un ejemplo de afectación al cauce es la descarga de residuos por parte de una fábrica de ladrillos ubicada en Santa Julia, municipio de Nativitas, cuyos desechos son en color. “Por eso tenemos que defender”.