Defensores de derechos humanos de la población migrante y refugiada expresaron su consternación ante los diversos “actos de hostigamiento y las hostilidades” sufridas por personas que atienden el Albergue “La Sagrada Familia” en Apizaco, debido a la construcción de un muro de concreto que impide el acceso directo a esas instalaciones, desde el pasado 5 de este mes de septiembre.
A través de un posicionamiento público, en solidaridad con esta casa para migrantes, resaltan que tanto las personas beneficiarias como colaboradores, “han tenido que tomar una vía alterna que implica el cruce de las vías del tren y una zona que pone en peligro su seguridad“.
Asimismo, reconocen “la labor humanitaria y de defensa de derechos humanos que el personal del albergue, emanado de la comunidad de Apizaco, le ha dedicado desde 2010” y destacan que esta labor “ha salvaguardado” a la población más vulnerable, “que en su búsqueda por mejores condiciones de vida cruzan a diario esa región“.
Exponen que durante estos años de trabajo, voluntarios y colaboradores de esta casa “han enfrentado diferentes agresiones y hostigamientos derivados del desconocimiento de su labor, de la xenofobia que se ha implantado en algunos grupos de la comunidad y, sobre todo, por la omisión de autoridades que han incumplido con su obligación de garantizar y respetar el cumplimiento de derechos humanos de todas las personas”.
Por ello, hacen un llamado a las autoridades de los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, para que garanticen la seguridad e integridad del equipo del albergue, así como el de las personas solicitantes de protección internacional y desplazamiento forzado que buscan refugio en esas instalaciones, a fin de que puedan “continuar realizando su labor en forma segura, de acuerdo con lo que mandata el marco internacional de derechos humanos del cual el Estado mexicano es parte”.
Demandan la construcción de espacios de diálogo para encontrar soluciones conjuntas “evitando toda confrontación y hostigamiento hacia las y los defensores de derechos humanos del albergue”; en el mismo sentido convocan “a toda la comunidad” para que se acerque a conocer “la noble labor que realiza” esa casa para migrantes y que reconozcan que es un aporte para mejorar la vida de cada habitante, no solo de la población en tránsito.
“Seamos el puente que nuestra sociedad necesita para alcanzar la paz. Recordamos que sin personas defensoras, no hay movilidad digna“, enfatizan integrantes de los Albergue y Comedor del Migrante San Francisco A.C. (Sinaloa), y del Albergue Monseñor Guillermo Ranzahuer (Veracruz), y de Casa Betania-Santa Martha, Chiapas.
También, de Casa de la Caridad Hogar del Migrante (San Luis Potosí); de Casa del Migrante Sembrando Esperanza (Zacatecas); de Casa Mambré y de Casa Tochán (ambas de Ciudad de México); del Centro de Atención a Migrantes, Éxodus – CAME, (Sonora); del Centro de Día para Migrantes Jesús Torres (Coahuila); Irazú Gómez, defensora- consultora en derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas, y del Servicio Jesuita a Refugiados México SMR – Scalabrinianas Misión con Migrantes y Refugiados.
Sorpresivamente, la mañana del lunes 5 de este septiembre, colaboradores del Albergue “La Sagrada Familia” se toparon con un muro de concreto que les impidió el paso a las instalaciones, por lo que Elías Dávila Espinoza, representante legal de esta casa, consideró que este hecho es una expresión de rechazo a las personas migrantes y “un ataque fuerte”, así como una violación al libre tránsito.
Vecinos de la tercera privada Álvaro Obregón de la Colonia Ferrocarrilera de Apizaco decidieron levantar una barda con tabiques en el mismo sitio donde en el año 2019 habían colocado una malla metálica, para impedir el acceso directo a ese refugio a través de esta calle.