Cultura para Tlaxcala. En noviembre de 2017, López Obrador reflexiona lo acertado de la descentralización del gobierno federal. “Para que haya crecimiento parejo en todos los estados de la República, [y] reactivar la economía de las regiones”.
Apunta que “el traslado va a requerir de un acuerdo con los trabajadores al servicio del Estado. Pero les vamos a dar facilidades… Para que puedan hacer su vida en los estados… Nada por la fuerza, todo por la razón y por el derecho”.
En esa idea, Tlaxcala resulta seleccionada para ser asiento de la Secretaría de la Cultura. Por ello llama la atención que la entidad haya sido sede de la Reunión Nacional de Cultura 2018. Porque en tiempos electorales un evento de este tipo se convierte en guiño.
Pareciera que Tlaxcala se alinea con los resultados de las encuestas de preferencias electorales y prepara el terreno para asumir la responsabilidad de coordinar la cultura desde el estado más pequeño del país.
Para quienes militan en el partido en el gobierno, el Revolucionario Institucional, es un duro golpe. En las reuniones de café se comenta si no es adelantarse demasiado. Es solo la percepción, pero en política la percepción es.
En su intervención, el gobernador destaca que “el perfil económico y social de Tlaxcala tiene una intensa relación con la cultura, que coincide con el anhelo de crecimiento y el potencial que tiene la entidad para alcanzarlo”.
Uno de los viejos PRIistas refiere: “Rechazamos, por principio, la infalibilidad doctrinal o electoral. La urbanidad en las relaciones políticas es requisito para la convivencia pacífica. Seremos inflexibles en la defensa de las ideas, pero respetuosos en las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es fondo.”
En una campaña en la que el PRI registra un candidato que pide lo hagan suyo, pero no quiere ser de ellos. Esta reunión parece confirmar la idea de que la “familia en el gobierno” apunta hacia una sucesión anticipada. Cultura para Tlaxcala y Tlaxcala para Morena.