El Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez saldaron, al parecer, los visos de fracturas y escisiones en torno al proceso de elección de su candidato a la gubernatura. Los fantasmas de la división y fracturas, aseguran, ya no están en el tricolor.
El fin de semana se reunieron los tres finalistas en la contienda interna del tricolor, Anabell Ávalos Zempoalteca, Florentino Domínguez Ordóñez y Noé Rodríguez Roldán, quienes son, la mujer y los dos hombres, los que llegan a la recta final de la contienda interna y de entre quienes saldrá el abanderado de lo que podría ser la llamada gran alianza.
Los tres aspirantes a suceder a Marco Mena, al llamado del propio mandatario, lograron un acuerdo de unidad partidista, por lo que quien resulte electo, será respaldado por todos ellos, tanto de dicho como acción, con lo cual pretenden contribuir al triunfo en los comicios del próximo 6 de junio.
Los tres aspirantes acordaron, de entrada, respetar el método de selección, los resultados de las encuestas y los análisis que se hagan al respecto, por lo que, aseguran, gane quien gane, se mantendrán unidos “por convicción o conveniencia”.
El beneficio de este conclave se advierte que lo aquilatará la presidenta municipal de Tlaxcala, Anabell Ávalos, quien, de acuerdo con las mediciones oficiales del tricolor, mantiene una ventaja en las preferencias electorales internas.
La reunión también sirvió a los priistas para analizar la viabilidad y los avances de la posible mega alianza, en la que es casi inminente la suma de PAN, PRD, PAC y PS, institutos que están a nada de llegar a los últimos acuerdos para concretar la suma.
Si no pasa otra cosa y los aliados no cambian de parecer, el tricolor encabezaría la alianza en la elección de gobernador, mientras que el resto de las posiciones de esta alianza, como son las candidaturas a diputados locales, ayuntamientos y presidencias de comunidad, se asignarían con estricto respeto a lo que cada partido tiene en esas respectivas demarcaciones.
Este acuerdo entre priistas y la inminente concreción de esta alianza, seguramente cambiará los escenarios electorales, en donde los que ya se asumen como triunfadores, podrían quedarse como en los comicios gubernamentales pasados, llorando la derrota.