“Señores gobernantes, ¿qué están haciendo para resolver este problema” de contaminación del río Atoyac-Zahuapan, “¿por qué cada año dicen que invierten millones y millones de pesos para saneamiento y no vemos resultados?, ¿por qué no crean leyes que verdaderamente impulsen el rescate de estos lugares? y por qué no prohíben las descargas residuales de empresas que perjudican el agua que corre?”, cuestionó una alumna de la escuela primaria Xicohténcatl de San Rafael Tenanyecac, municipio de Nativitas.
En el contexto del 22 de marzo Día Mundial del Agua y a cinco años de la recomendación 10/2017 dirigida a los gobiernos de Tlaxcala y Puebla, por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el año 2017, en la cual se expone la existencia de una relación entre la contaminación de esta cuenca y enfermedades en población de la zona, debido a la presencia de sustancias químicas, principalmente, la estudiante narró la devastación iniciada hace casi medio siglo.
Durante la presentación del Museo Memorial “La voces del río Atoyac”, esta niña que vive a unos metros del río reprochó al gobierno que es “mentira que están haciendo algo, han pasado gobiernos y gobiernos y tal parece que la situación empeora… ¿por qué no invierten recursos económicos para sanear?, ¿por qué la permiten?.
Consideró que aún se está a tiempo de resolver y que las y los infantes están dispuestos a colaborar, pero que las autoridades no deben permitir “que la mano del hombre siga destruyendo” el entorno en el que viven.
El proyecto de este museo memorial itinerante es resultado del trabajo de alumnas, alumnos y docentes de esa escuela primaria, y motivado por la Red Comunidad Ciencia y Educación (RCCE), integrada por la Universidad de Bristol de Reino Unido, el Centro Fray Julián Garcés, Derechos Humanos y Desarrollo Local A.C.; la Coordinadora por un Atoyac con Vida; el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Alejandra Méndez Serrano, directora del Centro Fray Julián Garcés, explicó que de esta manera se busca visibilizar la importancia de los procesos educativos en materia ambiental y fortalecer los trabajos impulsados por la Coordinadora por un Atoyac con Vida para el saneamiento de la cuenca y sensibilizar a la población, así como vincular acciones de las escuelas con las comunidades, entre otros objetivos.
Y es que la activista remarcó que en 2019 fueron vertidos 199 millones de metros cúbicos de agua residual a las barrancas, ríos y cuerpos de agua dirigidos al Atoyac-Zahuapan.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) “toda la industrialización ha generado consecuencias en la salud de la población de este territorio, enfermedades terribles que se cuentan día con día”.
De 2015 a 2019, en el estado fallecieron 11 mil 343 personas de una neoplasia maligna, tres mil 750 de cáncer de colon, un mil 348 de cánceres relacionados a la sangre y un mil 148 de neoplasia en órganos genitales femeninos, expuso.
“De acuerdo a esta información –añadió- es evidente que una persona murió cada dos horas y media por alguna de estas causas, lo cual es terrible porque son enfermedades que se asocian fuertemente a la contaminación de nuestros territorios”.
Acentuó que Paola Velasco, investigadora de la UNAM, ha documentado que en esta región del Atoyac-Zahuapan, del año 100 hasta 1960, se obtenían hasta tres cosechas cada año, es decir, antes de la industrialización y los corredores instalados, sobre todo de las empresas Volkswagen (privada) y Petróleos Mexicanos (Pemex, del Estado).
De tal forma que hay consorcios metalúrgicos, petroquímicos, metalmecánicos, siderúrgicos, de pinturas, automotrices y textileros asentados en este trayecto; datos del Inegi muestran que se encuentran asentadas en esta área 20 mil 400 unidades económicas, las cuales vierten sus desechos en el río.
Repasó que por esta razón el Centro Fray Julián Garcés ha emprendido varias acciones de denuncia pública y ante tribunales diversos; asimismo, ha realizado activismo para sensibilizar en torno a esta problemática y ha establecido vínculos con la academia y comunidades, ya que para entender esta situación se requiere de visiones diversas y conocimiento para avanzar hacia una remediación.
En este sentido, recordó que fue promovida una queja ante la CNDH, la cual derivó en la recomendación 10/2017, ya que los niveles “tan altos” de mortalidad por enfermedades diversas relacionadas a la contaminación, “se comparan a (los de) las muertes (causadas) por el narcotráfico”, solo “que aquí, son más lentas, silenciadas e invisibles en cuanto a quiénes son los causantes”.
Por ello, la puesta en marcha del proyecto de Museo Memorial, para que desde la escuela se realicen aportes frente a esta problemática y exponer las propuestas y preocupaciones de infantes sobre esta contaminación y sus efectos, ya que varios menores de edad han contraído algún padecimiento, abundó.
También –agregó- se pretende fortalecer el proceso de sensibilización que realizan 28 grupos de comunidades (San Rafael y San Mateo Tenanyecac, Tepetitla, Michac, Santa Apolonia Teacalco, Huactzinco, Zacatelco, Xicohtzingo, Zacatelco, Panzacola, Tenancingo, San Pablo del Monte, Ayometla, Totolac, entre otros) ubicadas en la cuenca del Alto Atoyac, las cuales serán recorridas por este museo.
Resaltó que el material elaborado para difundirlo entre la población de esos lugares tiene la firme esperanza de que algún día esta cuenca volverá a ser un espacio de convivencia comunitaria, como lo fue antes de ser devastada, donde se pueden intercambiar experiencias de vida.
Pero insistió que se requiere de la participación de todos los sectores, de autoridades educativas y de las encargadas del medio ambiente y del agua, así como de las propias comunidades de la región.
Las y los asistentes a esta presentación, efectuada en la escuela primaria Xicohténcatl y transmitida por redes sociales, coincidieron en la necesidad de recuperar la limpieza del agua para garantizar a las niñas y niños un medio ambiente libre de contaminantes.
Anabel Castañeda, directora de este plantel educativo, realzó que se trata de una urgencia sanitaria y ambiental, por lo que se debe “parar la devastación para tener un futuro mejor”. Otros docentes señalaron que cada persona y cada autoridad debe comprometerse “a dar vida al río”, para que nuevamente haya diversidad de fauna y flora.
Llamaron a “cerrar filas”, pese a que detrás de todo este complejo industrial haya “intereses nacionales y trasnacionales”. Por su parte, Delfino Corona Uriarte, presidente de comunidad de San Rafael, externó que es “muy preocupante la velocidad con la que el río fue contaminado, ¡impresionante!”.
Propuso trabajar entre gobiernos, autoridades educativas y la comunidad, y sostuvo que este problema ha sido abordado con la regiduría de ecología del ayuntamiento, por lo que este momento es un buen pretexto “para unir fuerzas”, pues se dijo aliado de esta causa.
En el recorrido realizado al museo itinerante, en la sala correspondiente al pasado del Atoyac-Zahuapan, una mujer habló sobre su vivencia cuando en este río todavía se podía nadar entre peces y observar conejos, aves y serpientes, además de otras especies de animales de esta zona.
Contó la leyenda de la “Reyna Xóchitl” y lamentó que en la segunda mitad del siglo pasado comenzó a correr agua de colores. “Que las autoridades hagan algo”, pidió. Otra habitante de San Rafael dijo que la niñez debe conocer estas experiencias “para que sean defensora y no depredadora”, porque el progreso “solo trajo la muerte”.