Malos para gobernar, pero buenos para el bisne, así nos están resultando las actuales autoridades municipales, las cuales, en su mayoría, han generado daños patrimoniales millonarios a sus arcas y por los cuales, algunos deberían estar ya en la cárcel.
La lista es tan larga como vergonzosa: los 60 presidentes municipales tienen observaciones en sus cuentas públicas. Todos. Sin excepción. Lo que demuestra que el problema no es el partido, sino la lógica de impunidad institucionalizada.
Por ejemplo, la cuenta pública del último semestre del año 2024, la Comuna de Zacatelco, que encabeza Miguel Acatzi del PAC, enfrenta imputaciones por daño patrimonial por más de 25 millones de pesos.
Su correligionaria y releccionista, Araceli Martínez de El Carmen Tequexquitla, tiene 22 millones de pesos como daño patrimonial. Sus ilegalidades no son nuevas, persisten de años atrás
Los de Morena, esos no robar, no mentir y no traicionar, andan igual o peor. La Comuna de Tlaxcala arrastra un daño patrimonial por 19 millones de pesos; aunque la mayor parte de esos recursos son responsabilidad de la pasada administración, salpican al edil Alfonso Sánchez García.
La alcaldesa morenista de Chiautempan, Blanca Angulo no ha podido aclarar algo así como 17 millones de pesos; mientras que su correligionario de Apizaco, Javier Rivera acumula casi 18 millones sin solventar y el de Yauhquemehcan, David Vega sus pendientes son de 12 millones de pesos.
Las autoridades del Partido Verde también salieron buenas para el bisne; la presidenta de San Pablo del Monte, Ana Lucía Arce, quien tiene graves problemas de inseguridad e ingobernabilidad, arrastra pendientes por más de 17 millones de pesos.
El problema es de todos los colores. La presidenta de Cuapiaxtla, de MC, Lorena Escobar, no ha podido aclarar recursos por 5 millones; el edil de Atltzayanca, el panista Luis Huerta, también tiene pendientes por 4 millones de pesos y la petista de Contla, Ivonne Roldán acumula 8 millones de pesos sin solventar, lo que confirma solo salieron buenos para el bisne, pero malos para gobernar.
En tanto, en la capital del estado ya realizan ajustes para reposicionar al alcalde en la carrera por la sucesión gubernamental. Llega un nuevo estratega al equipo para hacerse cargo de la comunicación. Se necesitarán muchos tiros de precisión, pero, ante todo, convencer al jefe de que en verdad puede.
