Aulas y escuelas inclusivas en Tlaxcala, dónde están, se preguntan los estudiantes en formación que trabajarán con niños con discapacidad en el sistema de educación pública.
Porque notan la diferencia entre el discurso de los funcionarios públicos sobre la inclusión y la práctica profesional dominante de los formadores, donde prevalece la diferencia de los déficits individuales.
Las evaluaciones y la intervención siguen diferenciando entre prácticas con orientación biológica de corte médico o psicológica diferenciadas de las prácticas de intervención educativa.
Lo que se confirma con la existencia en el ámbito de la administración pública, ya que existen de forma diferenciada profesores de educación regular y profesores de educación especial.
Lo más grave es la inexistencia de datos estadísticos que permitan conocer el tamaño de la población con discapacidad o necesidades educativas especiales. El único referente con que se cuenta son las y los niños que se encuentran inscritos.
En los Centros de Atención Múltiple que atienden los casos más agudos se encuentran 788 escolapios y en la Unidades de Servicios de Apoyo a la Escuela Regular se atienden a 8 mil 177 niñas y niños.
En la escuela regular sigue siendo común que a los niños y niñas se les siga sacando de las aulas para recibir educación especial y luego devolverlo al aula regular para que compartan algunas clases con sus compañeros. Ejemplo de no inclusión.
La parte más inclusiva de la escuela es el acceso y la participación de los niños en los juegos y el recreo.
El marco legislativo y normativo que rige las necesidades especiales en este país sigue reflejando un modelo médico de discapacidad, cuyo objetivo es identificar y clasificar a los niños según sus déficits físicos o psicológicos.