Amor con amor se paga es una frase acuñada por AMLO para referirse a la deferencia que tenía con Tlaxcala, en razón del comportamiento electoral que mantuvo al apoyar sus aspiraciones para llegar a la Presidencia de la República.
La traducción real, en términos financieros, no fue tan amorosa. En 2021, el último gobierno del PRI, el Presupuesto de Egresos es de 20 mil 667 millones 669 mil 175 pesos (mmdp). Para 2025 alcanza los 29 mil millones 129 mil 883 pesos.
En términos reales, entre 2021 y 2022, el incremento es de 1.9 mmdp, un año después alcanza la cifra de 2.9 mmdp. Para 2024 se incrementa en 2.1 mmdp y para 2025 disminuye para representar 1.4 mmdp. Lo que hace que el segundo piso de la Cuarta Transformación ya no paga el amor.
El Plan Estatal de Desarrollo presenta seis áreas prioritarias, de las que realmente cuatro lo han sido. En primer lugar, Bienestar para Todos que mantiene el mayor rubro del gasto; pasa de 13 mil 813 a 11 mil 480, disminuye a 10 mil 297 y se recupera en 11 mil 685 millones de pesos.
En segundo lugar se encuentra Estado de Derecho y Seguridad con un presupuesto que, en los tres últimos años, se mantiene en promedio por ahí de los 3 mil millones de pesos. Le sigue Desarrollo Económico y Medio Ambiente.
Las dos áreas con menos asignación financiera son Género e Igualdad y Desarrollo Regional. Llama la atención que esta última, siendo uno de los elementos más importantes para el despegue económico y poblacional, sea la más desatendida.
La razón por la que Bienestar para Todos sea a la que se le asigne la mayor parte de los recursos, se explica porque las transferencias federales van directamente a educación y salud, que es el mayor rubro del gasto que tiene la entidad.