Domingo, octubre 13, 2024

Alito y el efecto dominó

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A nadie sorprende el contenido de los audios que han puesto de rodillas al líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas (Alito), éstos vienen a confirmar las prácticas de corrupción, enriquecimiento ilícito, desvío de recursos a las campañas políticas y toda clase de artimañas que forman parte del PRI y de sus líderes para acceder o conservar el poder. Los audios sólo desnudan de cuerpo entero a Alito que desde que fue gobernador de Campeche se le había asociados a delitos electorales, enriquecimiento ilícito, prácticas autoritarias y demás. Sin embargo, en la actual coyuntura, los audios adquieren un efecto dominó, a la caída de Alito, le sigue un crecimiento de los negativos del PRI a unos días de la jornada electoral, la eminente fractura interna en su partido, la ruptura con los medios de comunicación, la sacudida que puede romper la alianza Va por México y, de paso, la consolidación de Morena como partido dominante con tendencia hegemónica. El pez por su boca muere.

Alito está contra la pared e independientemente que busque judicializar el caso de la ilegalidad de la forma en que se consiguieron los audios, ante los medios, el partido, el INE y la alianza Va por México ya hay un juicio mediático, cuyos costos no se podrán minimizar, pues para la opinión pública Alito es culpable, por más que intente argumentar a su favor que los audios fueron editados, hecho que tendrá que demostrar, su voz es de él, pequeño gran detalle. Al juicio mediático le sumará el proceso legal que hay en su contra, que por ahora no le quita el sueño porque es diputado federal con los beneficios que esto le atrae, cosa que pudiera cambiar si en la Cámara de Diputados se inicia un proceso de desafuero que le quite inmunidad, pero quizás para la mayoría de Morena le convenga tenerlo ahí para usarlo cada vez que se requiera, jugada maestra.

Sin embargo, el desprestigio mediático visto en las redes sociales, en los periodistas y entre los priistas inconformes, adquiere un efecto dominó en primer lugar porque a una semana de la jornada electoral donde estarán en disputa seis gubernaturas, es posible que aumenten los negativos y el rechazo de la ciudadanía a ese partido y a la alianza que los representa, se podrá alegar que hay entidades que de por sí estaban pérdidas desde antes de que se lleven a cabo las elecciones y que los audios son marginales en el resultado, eso podría justificar lo que ocurrirá en Oaxaca e Hidalgo, no así en el caso de Durango y Aguascalientes, donde los audios pueden tener un efecto en el resultado, pues al final del día a estas alturas de la campaña ya no se podrán desmarcar del PRI y eso sin duda sería un incentivo para los partidos y candidatos de Juntos Hacemos Historia que ocuparán las próximos horas para sacar provecho del viacrucis de Alito. Qué tanto modificará el resultado y si éste se cargará al lado de Morena, eso lo sabremos el próximo domingo 5 de junio por la noche, entre tanto los cuartos de guerra de Va por México están en focos rojos tratando de generar estrategias para disminuir el efecto Alito.

Un segundo efecto y quizás el más importante es que los audios ponen en riesgo la alianza Va por México, pues en este momento Alito resta en lugar de sumar, se convirtió en un negativo en las aspiraciones de esa alianza para las elecciones de 2023 y desde luego en la disputa por la Presidencia en 2024. Sobra decir que desde que se formó ésta, ya se sabía de las trapacerías de Alito y por eso representaba un activo para ganar elecciones, hecho que no ha ocurrido, los datos electorales de 2021 y las proyecciones de 2022 no le favorecen a Va por México. En ese sentido, Alito dejó de ser un activo y se ha convertido en un estorbo para los fines de esa alianza, de hecho los resultados de la elección determinarán la continuidad o no de ésta, pues es natural que en este momento ni el tricolor ni el sol azteca le suman al blanquiazul y, por el contrario, le restan. Al respecto, Va por México pondrá en la mesa mantener al PRI y al PRD sacrificando a Alito. Si esa alianza quiere tener una mínima posibilidad de competir en 2023 y 2024, deberá prescindir del hasta ahora líder nacional del PRI, conservarlo significaría ni más ni menos que ponerse un balazo en el pie, la decisión sin duda atraviesa el corazón del debilitado PRI, pues implicará exigir la renuncia de Alito de sus aspiraciones presidencialistas y de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional. Sólo así se pudiera mantener con alfileres Va por México, de otra manera estaríamos presenciado su extinción.

Evidentemente Alito hará hasta lo imposible por quedarse, si lo logra ganará parcialmente su batalla, pero es un hecho que Va por México perderá la guerra. Nadie en su sano juicio carga con un cadáver político, el costo será altísimo y difícilmente ayudará a las aspiraciones del conservadurismo de recuperar el poder. La idea de convertir en víctima a Alito no tiene futuro, más temprano que tarde se presentará ante la justicia o hará lo que Ricardo Anaya, autoexiliarse para evitar la cárcel. Al pez se lo comió el tiburón.

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